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martes

Un nuevo escándalo en la Iglesia Mormona,



Traducción: Un nuevo escándalo en la Iglesia Mormona, 
Un escándalo sacude de nuevo apóstoles mormones y setentas han declarado a las mujeres en la clandestinidad, dicen que es una ordenanza que estaba oculta a la gran mayoría.
 
Líderes de la iglesia mormona declaran vivir la poligamia:  
Los líderes mormones estaban molestos por las declaraciones de los apóstoles y los setenta, al exponer los secretos de esta secta de la poligamia practicada en secreto por sus líderes actuales.

 


 
 
 
 
 

La vida en la clandestinidad la poligamia, los líderes mormones revelan a sus esposas escondidas



Un escándalo sacude de nuevo a los apóstoles mormones y setentas, que han declarado a sus mujeres  clandestinas, dicen que es una ordenanza que estaba oculta a la gran mayoría

Líderes mormones se molestan por declaraciones de apostoles y setentas, por sacar a la luz secretos de esta secta, la poligamia, el secreto bien practicado por sus líderes.


 




viernes

Lo que NO se preguntan los MORMONES

LO QUE NO SE PREGUNTAN LOS MORMONES

Como cualquier persona mentalmente sana,con un nivel normal de inteligencia y curiosidad natural, siempre he tenido preguntas sobre los antecedentes históricos que dieron paso al surgimiento del mormonismo.
Pero como chica obediente, por mucho tiempo me concentre solamente en aprender y repetir la version que oficialmente se nos permite conocer sobre la historia de la iglesia, así aprendí a obviar los detalles que si nos detenemos a analizar, harán que surjan mas y mas preguntas.
Muchas de estas preguntas tienen respuesta “adecuada” y para cualquiera que no se crea el primer cuento que le traigan, enseguida concluirá que caemos en el absurdo, cuando a explicaciones se refiere. A continuación compartiré algunos pensamientos y conclusiones personales:
Primero: El nombre de la Iglesia fue dado tres veces por el Señor, algo que me confunde porque, ¿Cómo es posible que el Señor no se decidiera por un nombre para Su iglesia desde un principio? ¿Se necesitaron tres revelaciones para finalmente decidirse por el que más le gustaba?
En este mundo terrenal, cuando vamos a emprender algún negocio formal, primero pensamos en uno que vaya acorde con nuestro negocio o persona, asi nuestros amigos y relacionados asociarán el nombre del negocio, con nosotros, con esto vamos al ministerio de comercio y registramos el nombre comercial con el cual el mundo nos reconocerá.
Si eso lo toma en cuenta un hombre imperfecto antes de emprender un negocio. ¿Cómo es posible que Dios no tuviera idea alguna sobre el nombre que le pondría a Su única y verdadera iglesia? ¿En verdad creemos que Jesucristo es tan torpe y mediocre?
Pareciera que si, pues tomamos esa explicación tan contentos, sin importar como de imbécil queda nuestro Dios [con razón no nos consideran cristianos].
Segundo: Nunca he leído en ningún manual de los que usamos para preparar mis lecciones, que José Smith si tuvo múltiples esposas , que algunas de ellas incluso tenían a su esposo vivo y continuaban viviendo con el, que algunas de ellas eran niñas de 14, 15 , 16 y 17 años, solteras (jamás casadas, es decir que NO eran viudas) y que su condición de esposa implicaba todos los deberes, incluido el del lecho matrimonial. Esa información la encontramos en paginas “no oficiales” y nos "amaestran" para tomarlas como chismes o calumnias, a pesar de que la información genealógica esta ahí.
La primera presidencia de la época desmentía en el púlpito, los rumores de poligamia y adulterio, una y otra vez se golpeaban el pecho negándolo mientras lo practicaban en secreto, [y creemos en ser honrados ¿no?] según lo que nos hacen creer, años después (y solo para justificar diría yo) al Señor se le "ocurrió" la “revelación” del matrimonio celestial, así la doctrina de la poligamia paso a ser oficial y los santos debían aceptarla; pero muchos renegaban de ella y eso trajo mucha división entre los lideres de la Iglesia, por aquello de "esta me toca a mi" o "mi mujer y mis hijas no entran en ese sorteo" pero eso no lo leemos en ningún manual.
Pero tan programaditos estamos para no pensar, que no se nos ocurre ni por asomo preguntarnos:
¿Como es posible que Dios dictara una ley que esta en contra de las leyes del país? La poligamia es legal en algunos paises de oriente, pero en occidente siempre ha sido ilegal, (delito, fuera de la ley, penado por la ley) de modo que si a ese mismo Dios se le "ocurrió" dictarle a Jose Smith los 13 artículos de Fe.
El Articulo de Fe No.12 dice: " Creemos en estar sujetos a reyes, presidentes, gobernantes y magistrados, en obedecer, honrar y sostener la Ley."
Que alguien me explique como fue que al Señor se le "olvidó" que había aconsejado a su pueblo obedecer, honrar y sostener la ley del país, y luego dicta una ley que manda a su pueblo a vivir fuera de la ley de cualquier país del hemisferio. ¿Acaso el Señor sufría de Alzhaimer?
Francamente, a mi no se me ocurre faltarle al respeto a mi Dios y considerarlo tan "distraído." Pues el MANIFIESTO (No esta asentado como Revelación) que "abolió" la ley del matrimonio plural se dio porque las autoridades de la iglesia se negaban a someterse a la ley del país, y las propiedades de la iglesia corrían peligro de ser incautadas.
Quien se ocupa de investigar un poco, descubre que la Corporación de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días posee una gran cantidad de empresas propias y acciones en muchas otras empresas, tan variadas como marcas de gaseosas, petroleras, pasando por las de armamento para guerras.
Cualquiera no quiere perder un legado así, solo por el capricho de tener un harén personal, sobre todo en un país que no permite tales indulgencias.
Por cierto, entre los mas acérrimos oponentes a la poligamia estaba Emma Smith, pero de ese asunto, hablaré en una próxima nota.

sábado

LOS MORMONES Y JOSÉ SMITH por: cristianismo-primitivo.

© C. Vidal, Libertad digital (ProtestanteDigital.com. 2005, España)

José Smith recibiendo un falso evangelio de un falso angel de luzLos mormones y José Smith
El "Libro del Mormón"
Las grandes deserciones mormonas
Falsedades históricas del Libro de Mormón
Más vínculos del mormonismo y la masonería
Mormonismo y poligamia
La dudosa moralidad de Joseph Smith 

En la imagen el falso profeta José Smith recibiendo la visita de unos seres luminosos que le revelaron un nuevo "evangelio" en el "Libro de Mormón" (imagen mormona)

"Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema" (Gálatas 1:8-9)
"Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras" (2ª Corintios 11:14-15)
Los mormones y Joseph Smith
La influencia de la masonería (I)

El peso de la masonería en el reverdecer del ocultismo del siglo XIX fue, como vimos en las entregas anteriores, ciertamente extraordinario, hasta el punto de que no puede entenderse su historia sin hacer referencia a él. Ya hemos indicado como uno de sus componentes esenciales – y de sus atractivos – era la pretensión de poseer un conocimiento secreto, una gnosis, que sólo se comunicaba a los iniciados. Esta circunstancia - absolutamente esencial en la historia de la masonería y, sin embargo, tantas veces omitida - explica, por ejemplo, el considerable papel representado por la masonería en la configuración de algunas de las sectas surgidas durante el siglo XIX. En las siguientes entregas, nos ocuparemos del papel de la masonería en la fundación del mormonismo, de los adventistas, de la Ciencia cristiana y de los testigos de Jehová.

De entre las sectas contemporáneas, la más importante, con diferencia, es la iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días, más conocidos popularmente como los mormones. En la actualidad, los mormones cuentan con no menos de diez millones de miembros en todo el mundo y un peso social, político y económico que supera con mucho el de ese número . Todo eso es más o menos conocido, lo que ya resulta mucho menos sabido es que Joseph Smith Jr. era masón y que la masonería desempeñó un papel muy considerable en el nacimiento y establecimiento de la secta.

Resulta obligado decir que nada puede alcanzar la categoría de comprensible en relación con la historia y la teología de los mormones – a la que Ferguson denominó la religión sintética de Utah – sin hacer referencia a la persona de su fundador y profeta Joseph Smith .

Nacido el 23 de diciembre de 1805, cuando Estados Unidos era una jovencísima nación recién emancipada de Gran Bretaña, Smith nació en un entorno doméstico peculiar. Los vecinos de Smith consideraban a la familia de éste como “analfabeta, bebedora de whiskey, holgazana e irreligiosa” (1). La madre de Smith, Lucy Mak, practicaba la hechicería y alimentaba la pretensión – por lo visto no del todo desprovista de fines crematísticos – de tener visiones.

El padre, Joseph, más conocido como Joe, contaba con una cierta popularidad que emanaba de que su ocupación consistía en buscar tesoros en favor de aquellos que le pagaban con esa finalidad. Está documentado que el joven Joseph Smith acompañaba con frecuencia a su padre en estas expediciones a mitad de camino entre el fraude y lo oculto, y desde edad muy temprana se dedicó a la práctica de la adivinación y de decir la fortuna mediante el uso de piedras, una práctica específicamente prohibida por la Biblia (2). Sin embargo, de manera aún más interesante, la familia de Joseph Smith estaba estrechamente vinculada con la masonería.

El padre, Joseph Smith Sr. había sido iniciado en el grado de maestro masón el 7 de mayo de 1818 en la logia de Ontario n. 23 de Canandaigua, Nueva York. Uno de los hijos mayores, Hyrum Smith, era miembro de la logia Mount Moriah n. 112 de Palmyra, Nueva York.

Las fechas resultan interesantes porque en 1820, según el relato de los mormones, Dios se le apareció a Joseph Smith en un episodio que explica el surgimiento de la secta .

La importancia de esta experiencia es de trascendencia capital para la teología mormona. El dirigente y apóstol de la secta, David O. McKay ha señalado claramente que “La aparición del Padre y del Hijo a Joseph Smith es el fundamento de esta iglesia” (3). En realidad, con ello no hace sino repetir lo que antes han dicho otros apóstoles mormones: si la visión es falsa, todo el edificio del mormonismo se debería derrumbar como un castillo de naipes.

Tal y como lo expresó el apóstol mormón John A. Widtsoe: “Sobre su realidad (la de la visión) descansa la verdad y el valor de su (de Smith) obra posterior”(4). Desde luego, no es para menos. Si efectivamente Dios se le apareció a Joseph Smith dándole instrucciones concretas, sería estúpido negarle, al menos, un poco de atención. Si, por el contrario, la historia es falsa, Smith sería un farsante, un enfermo o algo peor.

El relato oficial es como sigue. En 1820, cuando Joseph Smith tenía sólo catorce años , se adentró, una hermosa mañana de inicios de la primavera, en el bosque. Al parecer había decidido orar para descubrir cual de “todas las sectas era la correcta”, una oración nada baladí teniendo en cuenta la vinculación de su padre con la masonería. Mientras, presuntamente, se hallaba en oración vio sobre él, en el aire, a dos personajes. Uno de ellos señaló al otro y exclamó: “Este es mi Hijo amado, escúchalo” . Después, uno de los dos personajes le dijo que todas las iglesias estaban equivocadas.

En el siguiente artículo analizaremos la revelación de J. Smith.

(1) Citado en B. Larson, Oc, p. 309.
(2) Las citas al respecto son claras. Por ejemplo, “No os volváis a los encantadores ni a los adivinos; no los consultéis, contaminándoos con ellos” (Levítico 19:26) o “ No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortilegio, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con el Señor cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones el Señor tu Dios echa estas naciones delante de ti. Perfecto serás delante de el Señor tu Dios. Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido esto el Señor tu Dios” (Deuteronomio 10, 8-14).
(3) D. O. McKay, Gospels Ideals. Salt Lake City. 1953, p. 85.
(4) John A Widtsoe, Joseph Smith-Seeker After Truth, SALT Lake City, 1951, pg. 19.

Mormones: la visión de Joseph Smith
La influencia de la masonería (II)

Vimos que en 1820, según el relato de los mormones, Dios se le apareció a Joseph Smith en un episodio que explica el surgimiento de la secta, siendo la importancia de esta experiencia es de trascendencia capital para la teología mormona. El dirigente y apóstol de la secta, David O. McKay ha señalado claramente que "La aparición del Padre y del Hijo a Joseph Smith es el fundamento de esta iglesia"(1). En realidad, con ello no hace sino repetir lo que antes han dicho otros apóstoles mormones: si la visión es falsa, todo el edificio del mormonismo se debería derrumbar como un castillo de naipes.

Como relatamos en el artículo anterior, el relato oficial es que en 1820, cuando Joseph Smith tenía sólo catorce años mientras, presuntamente, se hallaba en oración vio sobre él, en el aire, a dos personajes. Uno de ellos señaló al otro y exclamó: "Este es mi Hijo amado, escúchalo". Después, uno de los dos personajes le dijo que todas las iglesias estaban equivocadas.

Sería de esperar que esta visión de radical importancia hubiera sido registrada desde el principio entre los recuerdos y testimonios del futuro profeta. Lo cierto es que no fue así. Los mismos mormones se han visto obligados a reconocer que "el relato oficial de la primera visión de Joseph Smith y las visitas del ángel Moroni... fue publicado por primera vez en 1842"(2), es decir, 22 años después de acontecidos los hechos. Hasta qué punto este "retraso" resulta absurdo podemos verlo en el hecho de que la secta fue fundada oficialmente en 1830, el mismo año de publicación del Libro de Mormón. ¿A qué se debe que la piedra básica - la visión divina de Smith - sobre la que está edificada la secta de los mormones no fuera mencionada por el profeta sino veintidós años después de presuntamente acontecida?.

Diversas investigaciones parecen apuntar a una causa bien poco presentable: el mismo Joseph Smith no contó siempre la misma historia y ello se debe sencillamente a que la misma no era verdad. Jerald y Sandra Tanner (3) han dejado de manifiesto que en el interior de la secta circulaban, al menos, dos versiones diferentes de la visión divina de Smith si bien no salieron a la luz pública hasta que Paul Cheesman, un estudiante de la universidad Brigham Young, las publicó en 1965. Por si esto fuera poco, al año siguiente, James B. Allen, profesor asociado de Historia de la BYU, reveló otra versión más de la visión. Demasiados relatos discordantes para creer en una versión - hoy oficial - que, al parecer, desconocieron dirigentes mormones como Brigham Young y Oliver Cowdery (4).

El mismo Joseph Smith se destacó por ser el origen de este tremendo embrollo. A fin de cuentas, no relató siempre la misma historia . Así, el Messenger and Advocate de septiembre de 1834 y de febrero de 1835 publicó diversas versiones de la "primera visión" considerablemente diferentes de la oficial de 1842. Las diferencias son de bulto. En la versión ahora oficial, Joseph Smith tenía catorce años, buscaba saber qué secta era la verdadera y se le aparecieron el Padre y el Hijo. En las de 1834 y 1835, Joseph Smith tenía diecisiete años, lo que ansiaba saber es si existía un ser supremo y el que se le apareció fue un simple ángel. Para terminar de complicar las cosas el 29 de mayo de 1852 el Desert News publicaba unas declaraciones del profeta Smith en que afirmaba que la primera visión la tuvo a los catorce años y que fue de ángeles.

Esto fue corroborado posteriormente, por el apóstol mormón Orson Pratt (5) y por John Taylor, el tercer presidente de los mormones (6). Por desgracia para Smith, ni siquiera en la época en que coincidían casi todos en que quien se había aparecido era un ángel, llegaban a ponerse de acuerdo sobre la identidad del mismo. En la primera edición de la "Perla de gran precio" de 1851, pg. 41, se decía que el ángel era Nephi y la misma opinión sustentaba Lucy Mack, su madre. No obstante, después se denominó al ángel con el apelativo de Moroni. Finalmente, alguien debió de llegar a la conclusión de que una aparición del Padre y del Hijo siempre es mucho más atrayente que la de un simple enviado. Así esta tesis acabaría imponiéndose de manera oficial en la "Perla de gran precio", uno de los libros sagrados de los mormones (7) .

Como fundamento- según el profeta y apóstol MacKay - de la organización que afirmaba ser la única iglesia cristiana, la visión primera de Smith da la impresión de dejar mucho que desear. No coinciden - de acuerdo a las diferentes versiones - ni la edad de Smith, ni el motivo de su oración ni los personajes que se le aparecieron. Francamente, un profeta con una memoria tan dudosa sobre asunto de tanta importancia no consigue crear precisamente confianza en la manera en que transmite las revelaciones ni en la veracidad de las mismas. Para colmo, la última - por el momento - versión de la visión de Smith se contradice con sus propias enseñanzas de manera directa.

En 1832, Joseph Smith afirmó haber tenido una revelación de Dios según la cual nadie puede ver a Dios sin tener el sacerdocio. Según el propio SmitH él no tuvo ese sacerdocio hasta pasado 1830 (8) pero la visión de Dios fue, al menos, diez años antes. Como y por qué Dios hizo una excepción a Su revelación en relación a Smith constituye un misterio que - hasta la fecha - ningún adepto de la secta ha conseguido aclarar.

Como ha dejado de manifiesto Floyd C. Mc Elveen, ambas revelaciones no pueden ser verdad. O bien Smith vio a Dios en 1820 - y eso se contradice con la revelación sobre el sacerdocio de 1832 - o bien la revelación de 1832 es falsa y con ello queda a salvo la veracidad de la versión - hoy oficial- de la visión de 1820. Naturalmente cabe también la posibilidad de que ambas visiones no fueran sino una falacia.

(1) D. O. McKay, Gospels Ideals. Salt Lake City. 1953, p. 85.
(2) Improvement Era, julio de 1961, p. 490.
(3) Jerald y Sandra Tanner, The First ision Examines. Salt Lake City. 1969.La obra constituye un clásico en el estudio de las fuentes de la secta.
(4).C..Mc Elveen, The mormon illusion, Ventura, 1977 pp. 24-25.
(5) Vid: Messenger and Advocate, vol.I, pp. 78-79.
(6) Journal of Discourses, Salt Lake City. (1966) vol. 13, pp. 65-66.
(7) Pearl of Great Price, Salt Lake City, 1958, p.48 par.17.
(8) Bruce R. McConkie, doctrines of Salvation, SALT Lake City, 1954, vol. I, p. 4.

El "Libro del Mormón"
La influencia de la masonería (III)

Aún más problemas plantea esa obra que Mark Twain denominó "cloroformo en forma de libro" y que nosotros conocemos como el Libro del Mormón. La historia oficial del mismo es digna de ser referida aunque sea brevemente. En la Perla de gran precio, uno de los libros sagrados de la secta, Joseph Smith narra una visión que tuvo en 1823. De acuerdo con este libro, en el curso de la misma se le apareció a Smith un ángel llamado Moroni que le señaló la misión que Dios le había encomendado. Smith tenía que encontrar unas placas de oro en las que había escrita una obra cuya traducción debía acometer. Junto a las placas, Smith encontraría unas gafas que le permitirían traducir las placas del egipcio reformado en que estaban escritas al inglés. Para colmo de maravillas, las mencionadas lentes fueron identificadas por el ángel con el Urim y el Tumim del Antiguo Testamento. La obra señalada por el ángel, presuntamente, era el Libro del Mormón.

No hace falta decir que para una vez que una revelación presuntamente divina no se produce por inspiración sino por traducción, hubiera resultado sumamente interesante poder examinar los textos y el artilugio destinado a facilitar su comprensión a los mortales. No ha sido posible. Según la tesis mormona, después de que Smith tradujo las 116 primeras páginas del Libro del Mormón, aquellas desaparecieron. ¿Y las gafas? Se las llevó el ángel.

Según los tres testigos del Libro del Mormón, David Whitmer, Oliver Cowdery y Martín Harris, el método de traducción de Smith era auténticamente peculiar. En primer lugar, Smith colocaba los lentes en un sombrero y después metía la cara en el mismo comenzando a continuación a traducir de las placas de oro... que prácticamente nunca estuvieron presentes. Dado el método utilizado, no es de extrañar que no hicieran ni falta.

No acaba aquí la cosa. Según ha dejado escrito David Whitmer (1), una vez que Smith se echaba a la cara el sombrero con las gafas, aparecía una especia de jeroglífico con la traducción inglesa debajo. Smith la leía entonces para que copiara Cowdery o cualquier otro y si quedaba escrito correctamente la frase desaparecía.

El método se presenta como un tanto alambicado, pero así es como fue presentado por Smith y sus adeptos más cercanos. La obra era una revelación de Dios de igual importancia - en la práctica más - que la Biblia. Por desgracia para Smith y su secta, la nueva revelación por escrito iba a levantar aún mayores dudas que el relato referente a su presunta visión divina. Joseph Smith afirmó que la obra fue escrita en torno al 384 al 421 A. de C. por Mormón, el padre de Moroni. Por ello, no deja de ser curioso que la obra reproduzca textualmente la versión de la Biblia del Rey Jaime que se imprimió... en 1611 A.D. El cómo un libro puede llevar millares de citas textuales de una obra que, supuestamente, se imprimió dos mil años después es otro de los grandes enigmas de la religión mormona, y el enigma se agranda cuando vemos que hasta las palabras en cursiva de la versión del Rey Jaime se reproducen así en el Libro del Mormón.

No menos curioso es el estilo gramatical de la obra . Supuestamente, "cada palabra y cada letra le fueron dadas (a Joseph Smith) por el don y el poder de Dios", pero eso no ha evitado que los mormones hayan realizado unos cuatro mil cambios de estilo - y no sólo de estilo - en la obra (2). Francamente, resulta curioso que las autoridades mormonas se hayan mostrado tan predispuestas a alterar con suma libertad una obra que - presuntamente - fue dada por Dios al profeta fundador de la secta. Quizá una explicación de este fenómeno resida en el hecho de que cuando Smith cita de la versión de King James o Rey Jaime (supuestamente escrita dos mil años después que el Libro de Mormón) su gramática es impecable, pero deja de serlo en el momento en que - al parecer - traducía del egipcio ayudado por las gafas que le dio el ángel. Desde luego, si Dios entregó la revelación a Smith de manera directa, lo hizo en momentos en que Su gramática no era muy sólida.

Estas y otras cuestiones - que, desde luego, no contribuyen lo más mínimo a afianzar la creencia de que Joseph Smith era un profeta de Dios - suelen ser dejadas de lado por los adeptos de la secta con una referencia rápida al testimonio, favorable al Libro de Mormón, de los testigos.

Efectivamente, en las páginas iniciales del Libro de Mormón se menciona el "Testimonio de los tres Testigos", a saber, Oliver Cowdery, David Whitmer y Martín Harris; así como el de los "Ocho testigos", es decir, Christian Whitmer, Jacob Whitmer, Irma Page, Joseph Smith, Sen; Hyrum Smith y Samuel H. Smith. Según los adeptos, el testimonio de estas personas en bloque no deja ninguna duda de que el Libro de Mormón fue una obra inspirada por Dios y revelada a Su profeta, Joseph Smith. Sin duda, muchos adeptos lo creen. El problema es que el mencionado testimonio no se sostiene ni siquiera parcialmente. Para empezar el grupo de los "tres testigos" jamás afirmó haber visto las placas de oro donde - supuestamente - se escribió el Libro de Mormón. Lo más que llegaron a afirmar fue que tuvieron una "visión" de las mismas, que las vieron "con el ojo de la fe" o cuando estaban envueltas o tapadas (3). Si alguien vio alguna vez - y resulta dudoso - aquellas placas fue sólo Joseph Smith.

(1) Estudios sobre el tema en A. Budvarson - Book of Mormon -, True or False?, Concord, 1959; M. W. Cowan-Mormón Claims Answered, ed. autor. 1975 y J. y S. Tanner- Mormonism, Shadow o Reality, Salt Lake City. 1975.
(2) Estudios sobre el tema en A. Budvarson - Book of Mormon -, True or False?, Concord, 1959; M. W. Cowan-Mormón Claims Answered, ed. autor. 1975 y J. y S. Tanner- Mormonism, Shadow o Reality, Salt Lake City. 1975.
(3) Cf: F.C. McElveen, Oc, p. 48 ss.

Las grandes deserciones mormonas
La influencia de la masonería (IV)

Por desgracia, no termina en el Libro del Mormón en sí el cúmulo de problemas que presentan los mencionados testigos de Shmit. Veámoslos, aunque sea por encima. De los once testigos mencionados, todos se marcharon de la secta salvo los Smith, es decir, los de la familia del profeta e incluso de éstos, un par de los hijos de Smith dejaron la secta para afiliarse a la iglesia reorganizada de los Santos de los Últimos Días.

Como relatamos en artículos anteriores, el relato oficial es que en 1820, cuando Joseph Smith tenía sólo catorce años mientras, presuntamente, se hallaba en oración vio sobre él, en el aire, a dos personajes. Uno de ellos señaló al otro y exclamó: "Este es mi Hijo amado, escúchalo". Después, uno de los dos personajes le dijo que todas las iglesias estaban equivocadas. Existen los llamados tres testigos del Libro del Mormón, David Whitmer, Oliver Cowdery y Martín Harris.

Visto el éxito final que tuvo con ellos, no es de extrañar que el profeta Smith denominara a los tres testigos principales "ladrones y embusteros" (1) y que incluso manifestara en la "Historia de la Iglesia" que habría que olvidarlos (2). De nuevo este conjunto de circunstancias no pueden sino resultar sorprendentes al venir ligadas a una revelación supuestamente de Dios. Por ello, resulta injustificable que la secta de los mormones tenga el valor de presentarlos como testigos a favor de las revelaciones de su profeta, cuando todos, menos los familiares de éste, la abandonaron convencidos de que aquello no tenía ninguna relación, ni siquiera lejana, con Dios.

Realmente, da la impresión de que la gente más cercana a Smith creía que todo era un fraude y se cansó de seguir la farsa. A causa de ellos, Smith los descalificó como embusteros y ladrones en un intento de privar de valor a los testimonios - esta vez ciertos - que pudieran dar acerca del. Posteriormente, la secta correría un tupido velo sobre el abandono e insistiría en que todos ellos eran piedra fundamental para creer la veracidad de las pretensiones de Smith. No hace falta ser muy avispado para darse cuenta de a quien beneficiaba esa falsedad consciente.

Una cuestión adicional sirve para dejar aún más de manifiesto el dudosa carácter de los poderes de Smith. Para desgracia de la secta, el asunto pasó por los tribunales y las minutas del procedimiento fueron localizadas por Wesley P. Walters el 28 de julio de 1971 (3). En 1826, es decir, seis años después de la supuesta visión divina, Joseph Smith fue acusado (y condenado) por ser un "glass looker". El término anglosajón, que se podría traducir como "mirador de cristal", sirve para designar a una persona que mirando a través de un vidrio o de una piedra puede encontrar tesoros o propiedades perdidas. Smith había estafado a una persona llamada Josiah Stowell asegurándole que, mirando a través del cristal, localizaría tesoros y propiedades perdidas.

No deja de ser curioso que Smith fracasara utilizando la misma metodología que le permitió - en teoría - traducir las placas de oro que un ángel de Dios le había mostrado y tampoco deja de llamar la atención que, seis años (o tres, según la visión) después de hablar con el Padre y el Hijo (o con un ángel, llamado o Moroni o Nephi, según qué visión y qué persona) anduviera dedicado a los menesteres - nada respetables - que había aprendido en su familia. No parece lo más adecuado que un profeta de Dios se dedique a estafar al prójimo prometiéndole encontrar tesoros... a menos, claro está, que no se sea tal tipo de profeta. Desde luego, con esos antecedentes tampoco llama mucho la atención las controversias desatadas desde el principio en relación con el Libro de Mormón.

(1) Times and Seasons, vol. I, pg. 81; Elders Journal, pg. 59; Senate Documents 189, pp. 6,9.
(2) Smith, History of the Church, vol. 3, p. 232.
(3) Una reproducción fotográfica de las minutas judiciales originales en J. Y S. Tanner, Joseph Smith´s 1826 Trial, Salt Lake City. 1971.

Falsedades históricas del Libro de Mormón
La influencia de la masonería (V)

Los libros sagrados de las diversas religiones suelen contener datos históricos, geográficos y arqueológicos susceptibles de ser verificados por los especialistas en estas ciencias. En alguna medida, su fiabilidad viene confirmada o negada precisamente por la posibilidad de verificar si los datos históricos o arqueológicos son o no reales. El ejemplo más destacado de esta tesis lo constituye, sin lugar a dudas, la Biblia. Los datos geográficos, históricos y arqueológicos que aparecen en la misma no sólo son reales y están cuidadosamente expuestos sino que han servido de base para realizar descubrimientos arqueológicos en tiempos modernos. En el caso de otros libros religiosos los datos son escasos y difícilmente comprobables vg: los libros canónicos del hinduismo, pero incluso así parece existir un fondo histórico real aunque se haya visto deformado por la leyenda. La única excepción a esta regla la constituye el Libro de Mormón, la presunta revelación divina recibida por Joseph Smith, un escrito que resulta aún menos fiable que los textos sagrados del hinduismo.

La historia contenida en esta obra no deja de ser un tanto complicada en sus detalles. Haremos aquí un breve resumen de la misma en relación con sus aspectos fundamentales. En las páginas del libro canónico por antonomasia del mormonismo, se nos narra que un pueblo llamado jareditas, procedentes de la Torre de Babel, emigró a América en el año 2247 A.C. Supuestamente esta cultura ocupó América Central hasta desvanecerse a causa de los conflictos internos. Un superviviente llamado Ether escribió su historia en 24 placas metálicas.

LA HISTORIA SEGÚN EL LIBRO DE MORMÓN
Hacía el año 600 A.C., las dos familias de Lehi e Ismael salieron de Jerusalén y cruzando el océano Atlántico desembarcaron en América del Sur. Dos hijos de Lehi, llamados Laman y Nephi, acabaron enfrentándose junto con sus seguidores en el campo de batalla. De aquí procederían los pieles rojas que poblarían el Nuevo Mundo. La razón, según Joseph Smith, no podía ser más fácil: los lamanitas era rebeldes contra Dios y El los castigó haciendo que su piel se oscureciera dando así origen a los indios americanos.

Los nefitas, por el contrario, que seguían conservando una piel inmaculadamente blanca, fueron favorecidos por Dios y se asentaron en América Central en la época de Cristo. Después de su crucifixión, Jesús se les apareció en esta parte del continente americano e instituyó el bautismo, el sacramento del pan y el vino, el sacerdocio, etc. Un par de siglos después, aquella cultura centroamericana abandonó los caminos del Señor y otro siglo y medio después nefitas y lamanitas se enfrentaron de nuevo en batalla.

El jefe de los nefitas era un profeta y sacerdote llamado Mormón. Cuando comprendió que la derrota era una posibilidad clara, decidió escribir en placas de oro la historia de su pueblo. Se las entregó a su hijo Moroni que, supuestamente, la escondió en una colina cerca de Palmyra, Nueva York, unos mil cuatrocientos años antes de que, presuntamente, un ángel se le apareciera a Smith y le dijera donde encontrarlas. Por qué escogió este lugar – salvo porque Smith viviría cerca de él – es un enigma. Enigma resulta también que Mormón retara a los lamanitas a trabar combate en un cerro insignificante llamado Cumorah. Este lugar, al parecer, se hallaba a centenares de miles de millas de donde se encontraba su pueblo y, por ello, aquel se vio obligado a cruzarlas. Lógicamente, debió llegar hecho trizas al lugar de la batalla. Mormón, si es que existió, fue quizá un profeta y un sacerdote piadoso, pero, desde luego, dejaba mucho que desear como estratega. De acuerdo con el Libro de Mormón, hacia el 421 A.de C. todos los nefitas habían sido asesinados y los impíos lamanitas dominaban la tierra. Presuntamente cuando Colón llegó a América en 1492, se encontró a los descendientes de los lamanitas.

LAS BASES HISTÓRICAS REALES
Desde luego, no cabe duda que la historia como tal, pese al tono aburridísimo de su exposición, derrocha imaginación. El problema, para Smith y la secta, claro está, es que existen buenas razones para pensar que no cuenta con la más mínima base histórica.

Para empezar, está la cuestión del incremento de la población . Según el Libro de Mormón, en treinta años, de 28 personas se formaron dos naciones poderosas (I Nephi; 2 Nephi 5:5,6,28), nephitas y lamanitas que se enfrentarían a muerte. En términos demográficos, tal posibilidad es absolutamente inaceptable. Por si fuera poco, siempre según el Libro de Mormón, esas dos naciones – que se formaron en treinta años – edificaron multitud de ciudades poderosas, seguramente durante el tiempo que no se dedicaban a multiplicarse frenéticamente. En el Libro de Mormón se mencionan al menos 38 ciudades: Ammonihah, Bountiful, Gideon, Shem, Zarahemla, etc. No se han encontrado restos de una sola siquiera ni en Centroamérica ni en Suramérica.

Como remate, tampoco tenemos pruebas de que, como afirma el Libro de Mormón, en América se utilizara profusamente el egipcio reformado y el hebreo . Para ser honrados habría que decir que no contamos con un solo vestigio de ello. Algo, por otra parte, incomprensible su fiera cierto que, como afirma el Libro de Mormón, ambas lenguas fueron utilizadas durante siglos en el continente americano.

Las cuestiones menores de dudosa fiabilidad son numerosísimas . Por sólo citar algún ejemplo diremos que el profeta Nephi, que supuestamente escribió varios siglos antes de Cristo, cita a Mateo, Lucas, Pedro y Pablo que no vivieron ni escribieron hasta el siglo primero de nuestra Era. En Alma 46:15 se llama “cristianos” a fieles que vivían 73 años antes del nacimiento de Cristo. Se afirma en Ether 2:3 que había abejas en América unos dos mil años A.de C., cuando lo cierto es que fueron los españoles los que las llevaron al Nuevo Mundo, etc.

En realidad, lo que resulta establecido más allá de cualquier duda razonable es que el Libro de Mormón es un verdadero fraude histórico . De hecho, autoridades competentes como el Instituto Smithsoniano de Washington han dejado claro que carece de la más mínima base histórica o arqueológica afirmando, por ejemplo, que “los arqueólogos del Smithsoniano no ven ninguna conexión entre la arqueología del Nuevo Mundo y el tema del Libro (de Mormón)” (1). Como ha señalado el Dr. Frank H.H. Roberts, Jr., director del departamento de etnología americana del citado instituto: “No existe ninguna prueba de ninguna emigración desde Israel a América, y de manera similar no hay ninguna prueba de que los indios precolombinos tuvieran ningún conocimiento del cristianismo o de la Biblia”. De la misma opinión es el arqueólogo Michael Coe, especialista en culturas precolombinas: “No hay un solo arqueólogo profesional, que no sea mormón, que encuentre alguna justificación científica para creer que (el Libro de Mormón) es cierto”.(2)

Los datos resultan tan aplastantes que, incluso, algunos arqueólogos mormones se han visto obligados a aceptarlos . Un ejemplo claro es el del reconocido arqueólogo mormón Dee F. Green que efectivamente ha afirmado: “La moderna topografía no permite situar ninguno de los lugares a los que se refiere el Libro de Mormón. Se puede estudiar la arqueología bíblica, porque sabemos dónde estaban y está Jerusalén y Jericó, pero no sabemos dónde estaban ni están Zarahemla y Bountiful, ni ningún otro sitio realmente (3).

(1) J. Y S. Tanner-Mormonism Shadow or Reality. Salt Lake City. 1975, p. 57.
(2) Dialogue: A Journal of Mormon Thought, “Mormons and Archaeology: An Outside View”.Verano de 1973, p.p. 41-42, 46 .
(3) Dialogue, Oc, verano de 1969, pp. 77-78.

Más vínculos del mormonismo y la masonería
La influencia de la masonería (VI)

No es de extrañar que ante los datos mencionados en el artículo anterior acerca del Libro de Mormón, multitud de personas dejen de creer en el carácter divino de la revelación de Smith. Uno de los casos más claros es el de Thomas Stuart Ferguson (1). Fundador de la Fundación Arqueológica del Nuevo Mundo, era un miembro respetado de la secta, en apoyo de la cual había escrito tres libros con argumentos a favor de la veracidad del Libro de Mormón. Tras veinticinco años de investigación, llegó a la conclusión de que "las pruebas en contra de Joseph Smith eran absolutamente rotundas" y perdió la fe en el mormonismo como revelación divina.

Bajo presiones de las autoridades de la secta escribió una carta en la que afirmaba que no rompería su relación con la misma, sin embargo, había dejado de creer - convencido por la aplastante evidencia - en Joseph Smith como profeta de Dios (2).

A pesar de todo, la verdad es que el Libro de Mormon levantó tantas expectativas que, al parecer, Joseph Smith decidió adentrarse por el camino de las sucesivas revelaciones. Supuestamente, en 1835, Smith compró varias momias egipcias y rollos de papiro de un tal Michael H. Chandler. Al parecer, el profeta tradujo los textos y con ellos formó el "Libro de Abraham" que está incluido en otro de los textos sagrados del mormonismo, "La Perla de Gran Precio".

Según la interpretación de Smith, el primer dibujo mostraba al sacerdote idólatra Elkenah intentando ofrecer a Abraham como sacrificio. El pájaro que aparecía en el dibujo era el Ángel del Señor, etc.

Por desgracia para Smith, esta vez sí que hubo quien vio los textos. F.S. Spalding envió copias de este facsímil y de otros que dibujó Smith a varios de los egiptólogos más competentes del mundo (2). Todos, sin excepción, manifestaron que el tema de los papiros era el embalsamamiento de los muertos. Asimismo, fueron unánimes en afirmar que la interpretación de Smith - sagrada palabra de Dios para sus seguidores - era falsa y que no constituía una traducción veraz de los jeroglíficos.

Al igual que ha sucedido con arqueólogos mormones que perdieron su fe en J. Smith después de examinar científicamente el Libro de Mormón ha acontecido con esta otra revelación. Dee Jay Nelson (3), un supuesto egiptólogo mormón, abandonó la secta tras examinar los datos y llegar a la conclusión de que la supuesta traducción de Smith era un fraude. Su caso no es único.

A pesar de todo lo anterior - que, difícilmente, puede considerarse propio de una persona honrada - Joseph Smith no tuvo ninguna dificultad para que la masonería aceptara iniciarlo en sus secretos. Cómo se llegó hasta ese paso es - como sucede con tantos episodios de la historia de la masonería - verdaderamente novelesco.

Dentro de la historia de la masonería constituye un capítulo especialmente importante el relacionado con la historia de la muerte de William Morgan, un hombre asesinado por escribir un libro en el que, supuestamente, revelaba secretos relacionados con la masonería.

El episodio provocó una gran reacción contra la masonería en los Estados Unidos, pero no es ése el aspecto en el que vamos a detenernos aquí. Al ser asesinado Morgan por los mormones, dejó una viuda llamada Lucindia. Inicialmente, Lucindia no dudó en elevar votos de mantenerse fiel a la memoria de su marido y, por supuesto, recibió donativos de no pocos anti-masones que la contemplaban con simpatía y afecto. Sin embargo, cuando Lucindia volvió a casarse el 23 de noviembre de 1830, lo hizo con un masón llamado George W. Harris. Acto seguido, se convirtió al mormonismo y se trasladó a Nauvoo, Illinois. Ni de lejos iba a ser la única vinculación entre la masonería y el mormonismo. De hecho, el 6 de abril de 1840, fue fundada la Gran Logia de Illinois por el general, juez y patriarca mormón, James Adams. La nueva Gran Logia de manera inmediata se entregó a establecer estrechos vínculos con la secta fundada por Smith. Al cabo de poco tiempo, Nauvoo contaba con tres logias y Iowa con dos, las cinco eran denominadas las "logias mormonas" y contaban con unos 1550 hermanos. El mismo Joseph Smith Jr., profeta de Dios según su testimonio, fue iniciado como aprendiz masón el martes, 15 de marzo de 1842. El episodio aparece documentado en las minutas de la logia de Nauvoo correspondientes a esa fecha donde se habla de cómo Smith Jr. y Sydney Rigdon "fueron debidamente iniciados como aprendices masones durante el día".

Se trataba tan sólo del principio. Los cinco primeros presidentes de la secta - Joseph Smith, Brigham Young, John Taylor, Wilford Woodruff y Lorenzo Snow - fueron todos iniciados en la masonería en la misma logia de Nauvoo. De hecho, prácticamente todos los miembros de la jerarquía o eran ya masones o fueron iniciados en la masonería una vez que Joseph Smith fue ascendido al grado de maestro masón. A decir verdad, es posible que la logia mormona de Nauvoo haya sido la que ha contado con más personas celebres entre sus miembros con la excepción de la ya citada Logia de las Nueve hermanas.

Una vez que la masonería fue introducida en Nauvoo, la logia celebró sus reuniones en la habitación superior del almacén de Joseph Smith hasta que se construyera el edificio especialmente dedicado a las tenidas. Éste fue dedicado por Hyrum Smith el 5 de abril de 1844.

(1) Una narración más extensa del mismo en Ed. Decker y D. Hunt, Los fabricantes de dioses, Minneapolis, 1987. pp. 78 ss.
(2) Durante años se ha defendido la tesis de que El Libro de Mormón no fue siquiera obra de Joseph Smith, sino que éste la plagió de un tal Solomon Spaulding. Al parecer, éste había escrito una novela histórica sobre una familia judía que emigraba al Nuevo Mundo. Esta explicación del origen del Libro de Mormón es, a nuestro juicio, la más satisfactoria por tres razones. Primero, explica la utilización de la Biblia del Rey Jaime de 1611. Es lógico que un protestante del siglo XIX la utilizara para citar de las Escrituras al ser la de mayor difusión en las naciones de habla inglesa. Segundo, explica la falta de base histórica ya que se trata sólo de novelar y no de historiar. Tercero, la tesis viene apoyada por multitud de testigos que afirmaron haber leído o escuchado fragmentos de la obra de Spaulding que eran idénticos a la que Smith presentaba como Libro de Mormón. No hace falta decir que de ser cierta esta teoría, el profeta Smith saldría aún peor parado en sus pretensiones, pero ese no es un problema para el investigador imparcial..
(3) Los egiptólogos fueron A.H. Sayce de la universidad de Oxford, William M.F. Petrie de la universidad de Londres, A.C. Mace del departamento de egiptología del Museo metropolitano de Nueva York, J. Peters, director de la expedición babilónica de la universidad de Pensylvania; S.A.B. Mercer del Western Theological Seminary de Chicago, E. Meyer de la universidad de Berlín y B.V. Bissing de la universidad de Munich.
(4) Dee Jay Nelson, The Joseph Smith Papyri, part. 2 y The Eye of Ra.

Mormonismo y poligamia
La influencia de la masonería (VII)

Las relaciones de la nueva secta del mormonismo así como de su fundador con la masonería resultaban, desde luego, inmejorables. Sin embargo, Joseph Smith distaba mucho - consideraciones sobre sus revelaciones aparte - de ser un modelo moral tal y como, presuntamente, exige la masonería de sus miembros. De hecho, en 1842, el profeta fue acusado de asesinato. Fuera o no cierto, la verdad es que salió bien parado en el procedimiento judicial e incluso se permitió declararse candidato a la presidencia de los Estados Unidos. No se saldría con la suya, pero el año siguiente recibiría otra revelación de enormes consecuencias. Su tema sería la poligamia. Al parecer antes de la canónica revelación de 12 de julio de 1843, Smith había tenido otras varias relativas a este tema, la diferencia estaba en que, hasta entonces, fueron privadas y generalmente iban dirigidas a convencer a la mujer ansiada (que podía ser tanto soltera como casada) de que Dios deseaba que se entregara al profeta Smith.

Si la mujer se convencía - cosa, al parecer, no muy difícil dado el poder de atracción de Smith - se celebraba un matrimonio secreto y, a partir de entonces, tenían lugar los encuentros sexuales de manera oculta. Ann Whitney, por citar sólo un ejemplo, se casó con Smith cerca de un año antes de la revelación de 1843 (1), pero la costumbre de perpretrar adulterios de manera constante, venía de muy lejos.

La primera acusación pública de adulterio formulada contra Smith procedió, nada menos, que de uno de los testigos del Libro de Mormón: Oliver Cowdery. Está documentado que, desde 1835, Smith mantuvo con una tal Fanny Alger una relación adulterina de la que no lograron disuadirlo ni siquiera algunos de sus colaboradores más cercanos (2). Pronto el número de amantes - esposas, según Smith - llegó a más de ochenta.

Al parecer, a Smith no le importaba mucho lo moral de sus actuaciones, pero sí el que su esposa Emma le pudiera descubrir . Esto, al menos, es lo que se desprende de una carta descubierta por Michael Marqwardt en el George Albert Smith Collection de la Biblioteca de la Universidad de Utah (3). Tanto le preocupaba la cólera de la esposa engañada que incluso, en algunas ocasiones, el profeta arregló casamientos fingidos entre sus "mujeres" y otros hombres (4), para cubrir una realidad más evidente: esas mujeres eran las amantes adulterinas de Smith. Desde luego, el sistema no deja de parecer una actitud curiosa si aceptamos la tesis de que Smith sólo hacía lo que Dios le ordenaba.

Como es de suponer, la lujuria del profeta pronto se convirtió en una pesadilla para muchos de sus adeptos. Tener una esposa hermosa era un riesgo porque, a buen seguro que, tarde o temprano, constituiría una tentación que Smith no podría ni querría resistir. Si una mujer le apetecía sexualmente, la tomaba sin el más mínimo problema de conciencia. Hay que decir, no obstante, que en algunas ocasiones estuvo dispuesto a aceptar un canje.

Un caso así fue el de Vilate Kimball, casada con el apóstol mormón Heber C. Kimball. La mujer debía tener un cierto atractivo físico y el profeta le comunicó que debía acceder a sus deseos sexuales. Ni a ella ni a su esposo les debió convencer - mucho menos honrar - la sugerencia. Finalmente, idearon una forma de escapar a tan alto honor. Kimball, con enorme tacto, preguntó a Smith si le daría igual tomar a la hija en lugar de la madre. El profeta aceptó el cambio (5).

En otros casos, como suele suceder en estas circunstancias con relativa frecuencia, el marido engañado por el profeta desconocía que su esposa - a la que consideraba un ejemplo de virtudes - había pasado a formar parte del harén de Smith (6). El conocimiento del secreto quedaba reducido a los protagonistas y a algunas personas muy cercanas.

Con todos los alicientes que el tener relaciones adúlteras con un supuesto profeta de Dios pudiera presentar para las mujeres, no puede decirse que aquella práctica hiciera especialmente felices a todas las de la secta. Cuando la poligamia se extendió a todos los varones del movimiento, no pocas adeptas se desesperaron y prefirieron suicidarse antes de allanarse a una conducta que las rebajaba de esa manera.

Naturalmente, todo aquello resultaba excesivo para la gente que vivía cerca de los mormones - nada pacíficos, por otro lado - y que temía verse desbordada por ellos (7). En el estado de Illinois la bigamia era un delito y Joseph Smith - en aquellos momentos en excelentes relaciones con la masonería - y su hermano Hyrum - el masón más importante de Nauvoo - fueron arrestados. Sin embargo, no fueron esos los únicos cargos presentados contra él. Las acusaciones iban desde gran inmoralidad a falsificación, pasando por encubrimiento y otros delitos. Hubiera sido de desear que compareciera ante un tribunal porque, quizá de esta manera, habría podido quedar establecido de manera legal cuál era el verdadero carácter de Smith. No fue así. Un grupo de unas ciento cincuenta personas hartas de los excesos de Smith asaltó la prisión de Carthage, en que estaba confinado, con ánimo de lincharlo.

Joseph Smith intentó salvarse realizando alguno de los gestos rituales de la masonería y profiriendo gritos de auxilio hacia posibles masones que pudieran encontrarse entre sus asaltantes. No podemos saber a ciencia cierta si había masones entre ellos, pero, en cualquiera de los casos, no le sirvió de nada. La turba disparó a través de la puerta de la cárcel y mataron instantáneamente a Hyrum. Joseph Smith disponía de un revólver y logró herir a cuatro de los atacantes. Sin embargo, cuando vio que la situación era desesperada, intentó escapar lanzándose por la ventana. Fue atrapado en la huída y asesinado.

(1) The Contributor, vol. 6, n. 4,enero de 1885, p. 131.
(2) Historical Record pg. 15, una fuente mormona da por verídico el dato.
(3) Reproducida en E. Decker y D. Hunt, Oc. P, 139.
(4) Cf. E. Decker y D. Hunt, Oc, p. 139 y ss.
(5) Dr. Wyl, Mormon Portraits, 1886, pp. 70-72.
(6) Tal como fue el caso de un tal H. B. Jacobs.
(7) Cf. No man knows my story, Fawn M. Brodie. 1945.

Mormonismo: la dudosa moralidad de Joseph Smith
La influencia de la masonería (VIII)

Joseph Smith en diversas ocasiones había declarado que "podía desafiar a la Tierra y al infierno (1)", que era el hombre más importante que hubiera vivido jamás, incluido Jesucriston (2), que era un abogado, un gran legislador y que abarcaba todo, el cielo, la tierra y el infierno y que iba a descubrir el conocimiento que cubriría a todos los otros abogados, doctores y cuerpos de letrados (3). Al fundar la iglesia mormona, Smith se había colocado por delante de todo profeta o apóstol anterior a él, incluyendo al propio Cristo: "Tengo más para jactarme de lo que haya tenido nunca ningún hombre. Soy el único hombre que ha sido capaz de mantener unida a toda una iglesia desde los días de Adán... Ni Pablo, ni Juan, ni Pedro, ni Jesús lo consiguieron nunca. Presumo de que ningún hombre hizo nunca un trabajo como el que yo hago. Los seguidores de Jesús se apartaron corriendo de El, pero los Santos de los Últimos Días nunca se apartarán de mí" (History of the Church, vol. 6, pp. 408-9).

Pretendía asimismo que él no era un siervo de Dios sino que, por el contrario, Dios era su mismo ayudante. Así lo dijo de manera indiscutible: "La tierra entera será testigo de que yo, como la roca elevada en medio del océano, que ha resistido la poderosa embestida de las olas durante siglos, soy invencible...

"Yo combato los errores de la Historia, me enfrento con la violencia de las masas; me las arreglo con los procedimientos ilegales de la autoridad; corto el nudo gordiano de los poderes y resuelvo los problemas matemáticos de las universidades, con la verdad, con la verdad primera: y DIOS ES MI HOMBRE DE CONFIANZA, MI MANO DERECHA".(4)

Su sueño megalómano concluyó aquel día al lado de la prisión de Carthage (que mencionamos en el artículo de la semana anterior). En el St. Clair Banner de 17 de septiembre de 1844 se publicó una declaración jurada de G.T.M. Davis en la que se revelaban los propósitos del profeta:

"El gran objetivo de Joseph Smith era evidentemente el de asumir poderes ilimitados - civiles, militares, eclesiásticos - sobre todos los que llegaran a ser miembros de su sociedad.
"... y para satisfacer a su gente... mostrando que la autoridad que Dios le había otorgado... se extendía sobre toda la raza humana y que los Santos de los Últimos Días, y las órdenes de Joe como rey y legislador iban a dominar a los gentiles y que obtendrían su sumisión mediante la espada". (5)

No resulta, por lo tanto, extraño que Joseph Smith enseñara y ordenara a sus adeptos que practicaran el robo, el saqueo y el asesinato de aquellos que se les enfrentaban. Esta conducta - que difícilmente podría denominarse cristiana, pero que cuenta con paralelos en procesos sociales impulsados por la masonería - era etiquetada con el término de "despojar a los gentiles". Como ha reconocido el escritor mormón Leland Gentry se consideraba que "había llegado el tiempo en que las riquezas de los gentiles debían ser consagradas a los Santos".(6)

La muerte de Smith provocó el lógico problema sucesorio. Originalmente, Joseph Smith había deseado que fuera un hijo suyo el que le sucediera a la cabeza de la secta ocultista fundada por él. Un manuscrito fechado el 17 de enero de 1844 y firmado por Joseph Smith apenas cinco meses antes de su muerte establece:

"Bendición dada por Joseph Smith Jr. A Joseph Smith III... Bendito del Señor es mi hijo Joseph III. porque él será mi sucesor en la Presencia del Alto sacerdocio; un vidente, un revelador, un profeta para la Iglesia; su designación le pertenece a él por mi bendición; y también por derecho".

Así lo quería el profeta, pero no le sirvió de nada. Uno de sus lugartenientes, Brigham Young, se autonombró sucesor suyo y el heredero oficial tuvo que conformarse con formar otra secta aparte. El 24 de julio de 1847, la primera caravana de mormones al mando de Brigham Young entraba en el Valle de Salt Lake. Más del sesenta por ciento de los mormones que llegaban a un territorio que pronto sería suyo eran masones, entre ellos toda la jerarquía de la secta. En los años venideros, los rituales del templo mormón de Salt Lake City - supuestamente procedentes del templo de Salomón - serían tomados de manera directa y apenas modificada de los de la masonería.

(1) Carta fechada el 22 de julio de 1844 de Sarah Scott en la que se describe las pretensiones de Smith.
(2) History of the Church, vol. 6, p. 408.
(3) Idem, vol. 5, p. 467.
(4) Idem, vol. 6, p. 78.
(5) Citado por J. Y S. Tanner - Mormonism - Shadow or Reality?. Pp. 415-6.
(6) L. Gentry, A History of Alter Day Saints in Norteen Missouri form 1836-1839, UBY, 1965, p. 32.
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lunes

EMMA HALE DE SMITH CONFIESA

En Sagrada Soledad: Un encuentro con Emma Bidamon

  La convocatoria para este encuentro había sido anunciada con cierta anticipación debido a que se preveía, que acompañarían a la disertante, un grupo de invitados especiales, que aportarían, con su sola presencia, un marco de legitimidad incuestionable, al desarrollo de un tema, que no obstante no ser ignorado por los concurrentes, se considera que por distintas razones no había sido abordado hasta ahora con la seriedad y profundidad que por su trascendencia merece.

Se nos había anticipado de que en esta oportunidad tendríamos la ocasión de poder escuchar a una mujer que había vivido experiencias muy particulares a lo largo de su vida la cual había transcurrido en una época signada por desencuentros y conflictos, propios de una nueva gran nación que habría sus puertas a la emigración y acogía en su seno a multitudes provenientes de las más diversas culturas.

Su historia es la de alguien que se resiste a ser un mero objeto, un simple detalle agregado a los acontecimientos, como si su existencia sólo importase en relación a su grado de vinculación con el personaje central de los hechos, el cual le provee, como reflejo, cierto valor de referencia a un ser que de no mediar este vínculo, pasaría totalmente desapercibido por su intrascendencia.

Si alguna duda tendríamos en cuánto a la real significación de esta mujer, así como la de las otras mujeres que le acompañan en esta oportunidad, su exposición de motivos, sus vivencias, y sobre todo la claridad conceptual de sus argumentos, se encargarían de disiparla absolutamente.

Estos antecedentes, sobre la vida de nuestra invitada, que se nos habían adelantado, como no podría ser de otra manera, aumentaron nuestra expectativa, nos parecía que en esta oportunidad, veríamos surgir entre las sombras de una historia mal contada, que omitía en forma sutil hechos que no obstante haber sido manipulados por los relatores de turno, idealizadores de la realidad, estaban allí, como una flagrante evidencia, de que nada escapa a la luz de la verdad, una verdad tantas veces proclamada y prometida.

Esta vez , pensamos, se nos ofrecía una valiosa oportunidad de poder confrontar las imágenes creadas con la intención de decorar, realizadas por los teólogos redactores de la historia oficial, los escribas del sistema educativo, los expertos en preparar la comida espiritual pre digerida y preservada de toda contaminación, destinada a la alimentación de los espíritus “mansos  y obedientes” incapaces de vivir en la intemperie de la realidad, los que escudriñan en forma “autorizada” los hechos;

con los personajes, los verdaderos actores, que han protagonizado y escrito con sus acciones, la verdadera dimensión de los acontecimientos que han dado lugar al relato expresado con la convicción irrefutable de su autenticidad.

 
El ansiado día de nuestro encuentro llegó y a la hora prevista en el programa nos fuimos ubicando en nuestros lugares buscando la cercanía de aquellos integrantes del grupo con los cuales hemos podido cultivar relaciones muy afectuosas que con el pasar del tiempo se han ido transformando en una sincera amistad.

Todas las miradas convergían en el grupo de damas entre las cuales se encontraba la señora Emma S. Bidamon, la disertante del día, motivo de nuestra presencia y en la cual centrábamos nuestra mayor expectativa, por los motivos antes mencionados.

Su presencia en el estrado nos permitió observarla con detenimiento, ante nosotros estaba una mujer de elegante porte, de desplazamientos firmes y seguros, dotada de una simpatía natural y demostrando en sus acciones de que poseía el carisma necesario como para atrapar con sus argumentos el interés y la atención de todos los que estábamos presentes esa noche.

En compañía de Zoar que hacia las veces de anfitriona de este evento en representación del equipo organizador el cual estaba integrado por nuestros conocidos: Gabriel, Shulem, Nod, la propia Zoar, y Keila la Adivinadora de Endor.

La presentación de Emma Bidamon:

He querido comenzar mi participación realizando una muy breve introducción en la cual les mencionaré que esta noche me acompañan, como han podido observar un grupo de mujeres con las cuales me une un vínculo muy singular, me atrevo a decirles que difícilmente se pueda encontrar a lo largo de la historia una situación semejante a la que, por mandato divino, nos ha correspondido vivir.

Cada una de nosotras hemos sido unidas en el sagrado vínculo del matrimonio, para compartir nuestra vida con el mismo hombre, selladas y enmudecidas por el secreto que debimos aceptar bajo convenio de no poderlo divulgar a nadie, ni siquiera a nuestra propia familia, bajo pena de ser condenadas a sufrir los mas crueles castigos, castigos, que difícilmente la mente humana sea capaz de imaginar.

Una de las experiencias más duras y traumáticas que una mujer pueda soportar a lo largo de toda su existencia, bajo el yugo de una unión oficiada en un Santo Templo por el poder del sacerdocio, por esta vida y por toda la eternidad.

En lo personal, nos comenta Emma, he sentido desde siempre un firme rechazo a esta práctica infame del matrimonio plural, en varias oportunidades he sido severamente amonestada por lo que se consideraba un irreflexivo acto de rebeldía contra los designios del Creador y una actitud arrogante que desafiaba la autoridad patriarcal de mi esposo.


Esto que menciono a modo de introducción constituye la razón o el motivo por el cual estas damas han decidido acompañarme y compartir con ustedes sus experiencias de vida.

Pretendo irles relatando los hechos tal cual han ocurrido, prescindiendo de todo tipo de valoraciones que puedan revestir un carácter subjetivo o tendencioso, no ha sido ésta mi forma de encarar la vida y no tengo la menor intención de hacer innovaciones ahora.

De manera que lo que se pueda escuchar de mis labios esta noche, se limitará a un simple relato cronológico, de situaciones que por su trascendencia han conmocionado, no solamente la vida de los protagonistas de la acción, sino que se han proyectado a través de las generaciones futuras, y se han “amoldado” al servicio de “intereses” sectoriales, cada uno de ellos forjando una imagen de nuestra historia personal, tal como lo hace el alfarero con su masa.

El resultado puede llegar a ser estéticamente hermoso y grato a la vista, pero el receptor de tal imagen, desconoce cuales han sido los ingredientes introducidos en el amasijo.

Como nos referimos a situaciones en las cuales intervienen seres humanos, criaturas hijas amadas por su Creador, considero sumamente necesario, por respeto a los valores humanos que todos pretendemos preservar, que les escuchemos lo que nos tengan que decir, sus anhelos y frustraciones, sus penas y alegrías y sobre todo que les permitamos rescatar su propia identidad, la cal ha sido cruelmente “amasada” por las tendenciosas manos de los forjadores de imágenes.

Les recuerdo la advertencia de Jehová Dios registrada en las escrituras:

“ No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.

No te inclinarás a ellas ni las servirás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.”
                                                                                              Deuteronomio 5: 8 – 10

Hecha entonces esta aclaración, comenzaré mi exposición hablándoles sobre mi propia persona, con la finalidad de que puedan ubicarse mejor en el contexto de los hechos y obtener un punto de partida para luego realizar las valoraciones que vuestra propia conciencia les reclame.
 
Como todos ustedes ya saben mi nombre de nacimiento es Emma Hale, hija de Isaac Hale, un granjero de Harmony, Condado de Susquehana, Estado de Pensilvania.

En el mes de enero de 1827, contraje enlace con Joseph Smith, el cual se hospedaba en casa de mi padre y trabajaba como buscador de tesoros para el Sr. Josíah Stowell.

Los detalles de mi vida han sido lo suficientemente divulgados como para que me detenga a mencionarlos nuevamente, me limitaré a decirles solamente aquellos que les hayan sido omitidos y que en mi evaluación personal considere de que sea necesario agregar.

Por Ejemplo, he sido presentada ante ustedes como Emma Bidamon, por lo que debo decirles que en mi viudez, en aquellos terribles años que sobrevinieron al martirio de mi primer esposo, Joseph, contraje matrimonio con el Sr. Lewis Bidamon, el cual era propietario de una Taberna en Independence, Condado de Jackson, Estado de Misurí.

Hechas estas aclaraciones les comentaré algunos aspectos relacionados con el ministerio de mi esposo, Joseph, en su condición de profeta, vidente y revelador.

Muchas veces, a lo largo de toda mi vida, me han preguntado sobre si realmente yo creía en las revelaciones que Joseph mencionaba haber recibido, y yo siempre he respondido de que sí, que efectivamente mi esposo era un profeta de Dios.

No obstante lo expuesto,  me reservo el derecho de discrepar seriamente con algunos aspectos de su personalidad, que a mi entender, como su compañera y esposa, no le ayudaban a mantener una conducta acorde y coherente a la alta investidura con la cual había sido investido.

La magnitud de la obra que le había sido encomendada pugnaba cada día con las notorias limitaciones de su entorno, y las diversas actividades que tanto él  como mi cuñado Hyrum, habían realizado entre los crédulos buscadores de tesoros, que en aquella época, pululaban por nuestra incipiente nación, las cuales les causaron diversas dificultades, llegando incluso a ser condenados por la justicia.

Como entiendo que algunas de mis apreciaciones pueden despertar ciertas resistencias a mi relato, y que se puede llegar a pensar que las cosas que menciono puedan responder a un deseo personal de desprestigiarle mediante la calumnia y la distorsión de los hechos que menciono, les reitero que he amado a mi esposo y le he respetado durante toda nuestra vida de matrimonio.

las circunstancias que menciono son parte de mi experiencia de vida, que toda mujer que ha compartido una relación conyugal, seguramente lo puede entender, lo que nosotras vivimos en la intimidad de nuestro hogar, sólo nosotras lo sabemos, y sólo nosotras lo podemos evaluar en su justa dimensión ¿ no es cierto ? 


 Hecha esta aclaración y para evitar herir la susceptibilidad de algunos de ustedes que puedan sentirse ofendidos por mis expresiones, intentaré respaldar mis dichos, con la documentación correspondiente y haciendo referencia a prestigiosos historiadores que no obstante compartir la misma fe y principios enseñados por mi esposo, no han cerrado sus ojos ante la evidencia de los hechos.

Cuando nos casamos con Joseph, vivíamos en medio de tremendas penurias económicas, pues en el año anterior a nuestro casamiento, es decir en 1826, Joseph había sido condenado por la justicia y tuvo que hacerse cargo de los costes del juicio para evitar ser enviado a la cárcel.

He aquí el relato de la sentencia contra mi esposo:

“El pueblo del Estado de Nueva York contra Joseph Smith.

Orden judicial emitida bajo juramento de Peter G. Bridgman, quien informó que un Joseph Smith, de Bainbridge actuaba contra la ley y era impostor.

El prisionero fue llevado a la corte el 20 de marzo de 1826. Se le interrogó.

Dice que vino de la ciudad de Palmira, y que desde entonces estuvo la mayor parte del tiempo en casa de Josíah Stowell en Bainbridge; por un tiempo breve trabajó buscando minas, pero la mayor parte del tiempo estuvo empleado por Stowell en su granja, y estudiando; que tenía una piedra que había mirado ocasionalmente para determinar dónde estaban los tesoros escondidos en las entrañas de la tierra; que así pretendía saber a qué profundidad estaban las minas de oro, y que la había mirado varias veces para el Sr. Stowell, y le había informado dónde podía encontrar esos tesoros, y que el Sr. Stowell se había dedicado a cavar para buscarlos; que en Palmira pretendió saber, mirando su piedra, dónde había dinero enterrado en Pensilvania, y en Palmira, de modo que había asegurado a menudo dónde se encontraban objetos perdidos de diferentes clases; que en ocasiones ha tenido el hábito de mirar a través de esta piedra para encontrar objetos perdidos por tres años, pero que últimamente había dejado de hacerlo por ser dañino para su salud, en especial para sus ojos – le causaba dolor -; que no solicitó trabajo de esta clase, y que más bien siempre había rehusado involucrarse en este negocio... Y por lo tanto, la corte declara al acusado culpable.”

También poseo las facturas por los servicios del juez de paz Albert Neely, quien juzgó el caso, y del policía que estuvo a cargo de su detención.

Cabe agregar que Marvin S. Hill, historiador de la Universidad Brigham Young, ha declarado en varias ocasiones lo siguiente: “ Ahora la mayoría de los historiadores, sean miembros de la iglesia o no, que trabajan con las fuentes de información provenientes de la documentación histórica, aceptan sin reparos que realmente mi esposo trabajó como buscador de tesoros y de objetos perdidos.”
 
Leamos ahora parte del relato de mi esposo el cual está inserto en el Libro: La Perla de Gran Precio bajo el subtítulo: Joseph Smith – Historia:

“ ... Después que fui a vivir a la casa de él, me llevó con el resto de sus trabajadores a excavar en busca de la mina de plata, en lo cual estuve trabajando cerca de un mes sin lograr el éxito en nuestra empresa; y por fin convencí al anciano señor que dejase de excavar.

Así fue como se originó el rumor de que yo había sido buscador de dinero.

Durante el tiempo que estuve en ese trabajo, me hospedé con el señor Isaac Hale, de ese lugar.

Fue allí donde por primera vez vi a mi esposa ( su hija ), Emma Hale.

Nos casamos el 18 de enero de 1827 mientras yo todavía estaba al servicio del señor Stoal.

Por motivo de que continuaba afirmando que había visto una visión, la persecución me seguía acechando, y la familia del padre de mi esposa se opuso muchísimo a que nos casáramos.

Por lo tanto, me vi obligado a llevarla a otra parte, de modo que nos fuimos y nos casamos en la casa del señor Tarbill, en South Bainbridge, Condado de Chenango, en Nueva York.

Inmediatamente después de mi matrimonio, dejé el trabajo del señor Stoal, me trasladé a la casa de mi padre y con él labré la tierra esa temporada.”
                                                                                  Joseph Smith – Historia 56 – 58

Estoy segura que los que los que ya han tenido la oportunidad de haber leído estos pasajes que he citado, encontrarán ahora en los mismos un contenido mucho más amplio del que habían captado hasta ahora.

Este relato menciona como al pasar, uno de los episodios más tremendos de mi vida,
nada se dice sobre mi temple, ni que he sido desarraigada por mi propia familia, que no obstante ser una mujer sin ninguna experiencia extramarital, tuve que casarme lejos de mi familia, en la casa de personas extrañas para mí, para luego ir a vivir con la numerosa familia de mi esposo, a quienes jamás siquiera había visto una vez, en medio de las mayores penurias económicas y privada de todo lo que hasta entonces había sido parte esencial de mi vida, familia, amigos, etc.

Me he preguntado muchas veces, ¿ qué saben los hermanos de la iglesia sobre Emma Smith ?  y lo mas terrible de una pregunta: ¿ qué les han contado  sobre   Emma Smith ?  los manipuladores, los forjadores de imágenes prediseñadas, para que éstas, posean un perfil adecuado a la trascendencia e importancia del personaje central.




La traducción del Libro de Mormón:

A modo de introducción, daremos lectura al versículo 59 de Joseph Smith – Historia:

“ Por fin llegó el momento de obtener las planchas, el Urim y Tumin y el pectoral.

El día veintidós de septiembre de mil ochocientos veintisiete, habiendo ido al fin de otro año, como de costumbre, al lugar donde estaban depositados, el mismo mensajero celestial me los entregó, con esta advertencia:

que yo sería responsable de ellos; que si permitía que se extraviaran por algún descuido o negligencia mía, sería desarraigado; pero que si me esforzaba con todo mi empeño por preservarlos hasta que él ( el mensajero ) viniera por ellos, entonces serían protegidos.”

Joseph, llegó a la casa con lo que le había sido confiado por el ángel, y lo cubrió con una manta de gamuza muy suave para su preservación, él habló conmigo, en un tono grave y solemne, diciéndome que nadie, ni siquiera yo, podía descubrir lo que esta envuelto en la manta, que ocurriría con quien se atreviese a hacerlo, lo mismo que había sido dispuesto por el Señor con relación al Arca del Testimonio, en la época de Moisés, de manera que tuve que asegurarle que nada ni nadie podría siquiera acercarse a donde ellas estuviesen.

Como se pueden imaginar, un objeto de esa naturaleza motivó la lógica curiosidad de todos, pero ante la severa advertencia dada por Joseph, ninguno osó siquiera intentar acercarse a las mismas.

Debo aclararles de que fui autorizada a acercarme a ellas y a moverlas de un lado a otro de la habitación, cada vez que hacía la limpieza de la casa, eso sí, jamás me animé a descubrir lo que estaba cubierto por la manta de gamuza.

He sido yo la primera persona que ofició de escribiente de mi esposo, de manera de que puedo darles algunos detalles que seguramente nadie les ha dicho de cómo era que se realizaba este procedimiento.

Joseph, se sentaba a un lado de la mesa y al medio de la misma se colgaba una manta a modo de velo entre nosotros dos, Joseph se ponía el pectoral con el Urim y Tumin y luego me iba relatando la traducción de las planchas a las cuales me estaba vedado observar.

El Urim y Tumin, era una pieza compuesta por dos piedras que daban la sensación de ser cuarzo muy transparente, engarzadas en dos aros de plata, debían encajarse en un pectoral  cuyas dimensiones habían sido previstas para ser usado por alguien, cuyo físico fuese mucho mas grande que el de mi esposo, era además muy pesado y la distancia entre las piedras y el objeto a observar, hacían del acto de traducir, algo sumamente dificultoso de realizar.

 
El pectoral y el Urim y Tumin, fueron objetos a los cuales se me permitió observar y tocar, pues mi esposo en muchas ocasiones necesitaba de ayuda para lidiar con ellos.

Lo que seguramente ustedes no saben, es que el Urim y Tumin fue utilizado únicamente para la traducción de las primeras ciento dieciséis páginas, las que posteriormente fueron extraviadas por Martín Harris.

Posteriormente a este hecho, por el cual, Joseph, fue severamente amonestado por el Señor, y pasó un largo tiempo sin la capacidad de traducir, una vez de que estuvo en condiciones de continuar, suplantó el uso del Urim y Tumin, que como les he explicado era sumamente engorroso de usar, además de causarle tremendos dolores en su espalda y cuello ( en las noches sentía tantos dolores de que necesitaba de mi atención para intentar aliviarlos) por la Piedra de Vidente que había encontrado en una excavación que estaba realizando con mi cuñado Hyrum, la misma por la que había sido procesado por la justicia, tal como ya les he relatado.

La Piedra de Vidente, era una piedra ovalada de color marrón oscuro, parecía un huevo grande, que Joseph ponía debajo de un sombrero para concentrar su luz, y levantando levemente el ala del sombrero miraba en su interior la traducción del texto que estaba colocado debajo de la piedra.

La gran mayoría de las traducciones realizadas por mi esposo han sido mediante este procedimiento.

He aquí algunos testimonios:

El historiador, miembro de la iglesia, B. H. Roberts, en su libro: Historia de la Iglesia, tomo 1 página 129, nos dice lo siguiente:

“ La Piedra de Vidente a la que se hace referencia aquí era ovalada y de color marrón, hallada por el Profeta cuando cavaba un pozo con su hermano Hyrum, para el Sr. Clark Chase, cerca de Palmira, Nueva York.

Poseía las cualidades del Urim y Tumin, puesto que mediante ella – como se describió antes – y mediante los intérpretes hallados con el registro nefita, Joseph pudo traducir los caracteres grabados en las planchas.”

David Whitmer, uno de los tres testigos de El Libro de Mormón, describió cómo mi esposo colocaba la Piedra de Vidente dentro de un sombrero para traducir:

Les describiré ahora la forma en que se tradujo El Libro de Mormón.

Joseph puso la Piedra de Vidente en un sombrero y colocó la cara en el sombrero, acercándolo a su rostro para tapar la luz. Apareció un pedazo de algo semejante a pergamino, y en éste apareció la escritura.”
            An Address to All Believers in Christ, por David Whitmer, 1887, p. 12




En una carta, que ha pedido de mi hijo, Joseph Smith III, escribí el 27 de marzo de 1876, manifesté lo siguiente:

“ Lo primero que tradujo mi esposo, lo hizo usando el Urim y Tumin, y esa es la parte que Martín Harris perdió, y después de eso él uso una piedra pequeña, que no era negra exactamente, pero era de color oscuro.

El Urim y Tumin se usó, reitero, sólo para la traducción de la porción entregada a Martín Harris, después el resto de la traducción se realizó utilizando la Piedra de Vidente.”
James E. Lancaster, Saints’Herald, 15 de noviembre de 1962.

También hay una copia de esta carta en:  Early Mormon Documents, tomo 1, p.532.

Nuestros primeros desencuentros:

Como ya les he mencionado, he sido yo la primera escribiente que ayudó a Joseph a traducir, de manera de que he tenido el privilegio de ser la primera persona en escribir los textos sagrados, muchos pasajes han quedado grabados para siempre en mi corazón y han sido la causa de mis desavenencias mayores con la conducta de mi esposo.

Quizás la imagen que tengan de mí, sea la de una mujer ignorante y egoísta, que no aceptaba doblegarme al mandato divino, y eso es posible que así sea, pero les diré algunas cosas, en compañía de éstas mujeres que me acompañan, que quizás les ayude a comprenderme mejor.

En principio, les invito a leer conmigo algunos pasajes del Libro de Jacob, siempre he admirado la valentía de este hermano de Nefi para exponer sin pelos en la lengua todas las desviaciones en las que habían  incurrido los nefitas, y la claridad conceptual con que advertía sobre la verdadera doctrina de Cristo.

Así, les hablaba Jacob:

“ Mas la palabra de Dios me agobia a causa de vuestros delitos más graves.

Porque he aquí, dice el Señor: Este pueblo empieza a aumentar en la iniquidad; no entiende las Escrituras, porque trata de justificar sus fornicaciones, a causa de lo que se escribió acerca de David y su hijo Salomón.

He aquí, David y Salomón en verdad tuvieron muchas esposas y concubinas, cosa que para mí fue abominable, dice el Señor.

Por lo tanto, el Señor dice así:






He sacado a este pueblo de la tierra de Jerusalén por el poder de mi brazo, a fin de levantar para mí una rama justa del fruto de los lomos de José.

Por tanto, yo, el Señor Dios, no permitiré que los de este pueblo hagan como hicieron los de la antigüedad.

Por tanto, hermanos míos, oídme y escuchad la palabra del Señor: Pues entre vosotros ningún hombre tendrá sino una esposa; y concubina no tendrá ninguna;

... Porque yo, el Señor, he visto el dolor y he oído el lamento de las hijas de mi pueblo en la tierra de Jerusalén; sí, y en todas las tierras de mi pueblo, a causa de las iniquidades y abominaciones de sus maridos.

Y no permitiré, dice el Señor de los Ejércitos, que el clamor de las bellas hijas de este pueblo, que he conducido fuera de la tierra de Jerusalén, ascienda a mí contra los varones de mi pueblo, dice el Señor de los Ejércitos.

Porque no llevarán cautivas a las hijas de mi pueblo, a causa de su ternura, sin que yo los visite con una terrible maldición aun hasta la destrucción; porque no cometerán fornicaciones como los de la antigüedad, dice el Señor de los Ejércitos.

Y ahora bien, he aquí, hermanos míos, sabéis que estos mandamientos fueron dados a nuestro padre Lehi; por tanto, los habéis conocido antes; y habéis incurrido en una gran condenación, porque habéis hecho estas cosas que no debías de haber hecho.

He aquí habéis cometido mayores iniquidades que nuestros hermanos los lamanitas.

Habéis quebrantado los corazones de vuestras tiernas esposas y perdido la confianza de vuestros hijos por causa de los malos ejemplos que les habéis dado; y los sollozos de sus corazones ascienden a Dios contra vosotros, han perecido muchos corazones, traspasados de profundas heridas.”
                                                                                  Jacob  2:  23 – 35

Estas palabras surgidas desde el polvo de la historia, han sido para mí, y para las mujeres que me acompañan, una revelación personal acerca  de las vicisitudes que nos sobrevendrían por causa de las iniquidades de nuestros maridos, pues hablo en el nombre de ellas y lo hago extensivo a todas las mujeres que a partir del año 1842, han sido sometidas al más inhumano de los castigos que pueda sufrir una mujer discípula de Cristo, me refiero como se habrán dado cuenta, al martirio de compartir un matrimonio plural.

El Libro de Mormón ha sido publicado por primera vez en el año 1830, y ha sido desde entonces uno de los libros básicos de la doctrina de la Iglesia, su contenido es la palabra de Dios, un canon, una vara de medir nuestras acciones, así siempre lo consideré y es justamente por su contenido y por las palabras de Jacob, que hemos leído, que voy a dar el siguiente paso, en esta exposición.




En el año 1842, estando viviendo en la ciudad de Navoo, mi esposo comenzó a involucrarse seriamente en la francmasonería, sentía de que allí se encontraban los signos y señas del verdadero sacerdocio de Dios, y que debía restaurarlos al igual que había hecho con la Iglesia de Jesucristo, porque a su entender, también ellos se habían desviado y corrompido.

Tanto él, como la gran mayoría del quórum de los doce, así como mi cuñado Hyrum y otros líderes que debido al secreto imperante me resultaba casi imposible de corroborar, se convirtieron en connotados miembros de la masonería.

El local donde funcionaba la Gran Logia de Navoo, se convirtió en el centro de operaciones del liderazgo de la iglesia y fue en ese lugar donde comenzaron a realizarse las primeras uniones plurales de Joseph con las hijas de sus allegados más íntimos.

Estas uniones llamadas sellamientos se realizaban en secreto, con absoluto sigilo y con la complicidad de unas pocas personas, en ese entonces yo tuve la confirmación de estas uniones secretas que se realizaban sin mi consentimiento,( es una burda mentira la mención de que en algún momento yo pude haber consentido tal proceder)
y hablándole a Joseph muy seriamente le reproché su proceder y decidí desde ese día jamás volver a compartir el lecho nupcial con mi esposo.

Lo increíble de todo esto ha sido el cambio radical de conducta  con relación al matrimonio y la vida familiar, del año 1830, año en que se publicó por primera vez El Libro de Mormón, donde estaban contenidas las claras enseñanzas de Jacob,  a este año de 1842, habían pasado solamente doce años, me resulta inadmisible, que en tan poco tiempo, se produjeran cambios tan tremendos en la doctrina de nuestra iglesia.

Todavía teníamos niños pequeños y algunos apenas eran adolescentes, nunca antes se había siquiera mencionado en las enseñanzas de la iglesia el ahora llamado matrimonio patriarcal, les afirmo, de que esto para mí ,fue algo tan traumático, que hasta el día de hoy no lo he podido superar ni aceptar.

Joseph, pasados unos días , me dijo de que había recibido una revelación de los cielos y que debía de ser obediente a los mandamientos del Señor, me puso entre mis manos un escrito el cual fue asentado el 12 de julio de 1843, en el Libro de las Revelaciones, hoy conocido como Libro de Doctrina y Convenios, y es la actual sección 132.

Les solicito que tengan la amabilidad de acompañarme en la lectura de algunos de estos versículos:

“ De cierto, así te dice el Señor, mi siervo José, que por cuánto te has dirigido a mí para saber y entender cómo es que yo, el Señor, justifiqué a mis siervos Abraham, Isaac y Jacob, como también a Moisés, David y Salomón, mis siervos, tocante al principio y doctrina de tener muchas esposas y concubinas,



he aquí, soy el Señor tu Dios, y te contestaré en cuánto a este asunto.

Por tanto, prepara tu corazón para recibir y obedecer las instrucciones que estoy a punto de darte, porque todos aquellos a quienes se revela esta ley, tienen que obedecerla.

Porque he aquí, te revelo un nuevo y sempiterno convenio; y si no lo cumples, serás condenado, porque nadie puede rechazar este convenio y entrar en mi gloria.

Porque todos los que quieran recibir una bendición de mi mano han de obedecer la ley que fue decretada para tal bendición, así como sus condiciones, según fueron instituidas desde antes de la fundación del mundo.

Y en cuánto al nuevo y sempiterno convenio, se instituyó para la plenitud de mi gloria; y el que reciba la plenitud de ella deberá cumplir la ley, y la cumplirá, o será condenado, dice el Dios el Señor.”
                                                           Doctrina y Convenios 132: 1 – 6

Estas palabras, contenidas en las hojas que Joseph, dejó entre mis manos, seguramente escritas por alguno de sus asistentes, pues él tenía notorias dificultades para escribir, tuvieron en mí, el mismo efecto que el de una sentencia de muerte, por primera vez en vida, supe lo que significa la violencia de género, y tuve la clara impresión que ese día, se estaba rompiendo un dique, el dique que contenía la falta de escrúpulos de mi esposo y que de ese instante en adelante, nada ni nadie podría detenerlo.

Sigamos leyendo parte de estos escritos dejados en mi mano, yo sabía que éstos escritos, eran la respuesta a mis reclamos en cuánto a su conducta, ahora ya no se trataba de lo que en mi  fuero intimo pudiera pensar o sentir, ahora era el Señor que imponía una ley a la cual no cabía otra opción que obedecerla, quien se resistiese al mandato divino caería en la desobediencia y la condenación.

Los pasajes que voy a citarles son de contenido muy fuerte y violentan terriblemente las palabras de Jacob, el hermano de Nefi, las cuales hemos leído anteriormente.

Leamos:

“ Mas si no entras en mi ley, no puedes recibir la promesa que mi Padre hizo a Abraham.

Dios mandó a Abraham, y Sara de dio a Agar por esposa a Abraham.

¿ Por qué lo hizo ? Porque era la Ley; y de Agar nacieron muchos pueblos.

De modo que, entre otras cosas, esto cumplió las promesas.



¿ Se halló, pues, Abraham bajo condenación ? De cierto te digo que no, porque yo, el Señor, lo mandé.

A Abraham se le mandó sacrificar a su hijo Isaac; sin embargo estaba escrito: No matarás. No obstante, Abraham no se negó, y se le contó por obra justa.

Abraham recibió concubinas, y le dieron hijos; y se le contó por obra justa, porque le fueron dadas, y se sujetó a mi ley; tampoco Isaac ni Jacob hicieron cosa alguna sino lo que les fue mandado; y porque no hicieron sino lo que se les mandó, han entrado en su exaltación, de acuerdo con las promesas, y se sientan sobre tronos, y no son ángeles sino dioses.

Hago un  alto en la lectura, simplemente para remarcar, que esta ha sido la primera vez que mi esposo eleva a la condición de dioses, que se sientan sobre tronos, a los grandes patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob, en ninguna otra oportunidad desde entonces, he encontrado una afirmación semejante y dudo mucho que alguien se atreva hacerlo actualmente.

Continúo con la lectura:

David también recibió muchas esposas y concubinas, y también Salomón y Moisés, mis siervos, desde el principio de la creación hasta hoy; y en nada pecaron sino en las cosas que no recibieron de mí.

David recibió sus esposas y concubinas de mí, por conducto de Natán, mi siervo, y de otros profetas que tenían las llaves de esta potestad; y en ninguna de estas cosas pecó contra mí, sino en el caso de Urías y su esposa; así que, ha caído de su exaltación y ha recibido su porción; y no las heredará fuera del mundo, porque se las di a otro, dice el Señor.

Yo soy el Señor tu Dios, y a ti, mi siervo José, yo te di un nombramiento, y restauro todas las cosas. Pide lo que quieras, y te será dado según tu palabra.”
                                                                       Doctrina y Convenios 132: 33 – 40

Con relación al contenido de este último versículo, veremos que mi esposo, se consideró investido de tanto poder, que no dudó en afirmarme, que cuánta cosa el decida tener, nada ni nadie podría impedir que la tuviese.

  1. Cuando comience a citar pasajes de la vida de las mujeres que hoy me acompañan, piensen, sobre todo, las damas educadas que son parte de esta audiencia, a las cuales les dejo latente una pregunta: ¿ cómo sería vuestra reacción y cuáles serían vuestros sentimientos hacia Dios, si un día, alguien que ha sido investido como Profeta y  es poseedor de todas las llaves del sacerdocio, les comunica que el Señor, vuestro Dios, les ha dado el  mandamiento de unirse en matrimonio plural por este tiempo, y por toda la eternidad.?    





Necesito, aspirar hondo, tomar unos sorbos de agua, no es nada fácil para mí  decirles estas cosas, como seguramente comprenderán.

Mientras me tomo este breve tiempo, les proyectaré en la pantalla, las palabras de Jacob, las cuales han sido para mí, una fuente de consuelo e inspiración ...

“ Y ahora ceso de hablaros concerniente a este orgullo. Y si no fuera que debo hablaros de un crimen más grave  mi corazón se regocijaría grandemente a causa de vosotros.

Mas la palabra de Dios me agobia a causa de vuestros delitos más graves. Porque he aquí, dice el Señor: Este pueblo empieza a aumentar en la iniquidad; no entiende las Escrituras, porque trata de justificar sus fornicaciones, a causa de lo que se escribió acerca de David y su hijo Salomón.

He aquí, David y Salomón en verdad tuvieron muchas esposas y concubinas, cosa que para mí fue abominable, dice el Señor.

Por tanto, el Señor dice así: He sacado a este pueblo de la tierra de Jerusalén por el poder de mi brazo, a fin de levantar para mí una rama justa del fruto de los lomos de José.

Por tanto, yo el Señor Dios, no permitiré que los de este pueblo hagan como hicieron los de la antigüedad.

Por tanto, hermanos míos, oídme y escuchad la palabra del Señor: Pues entre vosotros ningún hombre tendrá sino una esposa y concubina no tendrá ninguna;”
                                                                       Libro de Mormón,  Jacob 2: 22 -27

... Bueno, ahora sí, continuamos:

Vamos a entrar en el desarrollo de una temática que es sumamente difícil de abordar, como ya se habrán dado cuenta, soy un tanto punzante en mis apreciaciones, de manera que voy a ponerme voluntariamente un freno, de aquí en adelante, voy a dejar de lado a la hermana Emma, para permitirles conocer el pensamiento, de uno de los historiadores más brillantes y honestos, de todos los que han investigado la vida íntima de las esposas plurales de Joseph.

Me refiero al Dr. Todd Compton, autor del libro: In Sacred Loneliness: The Plural Wives of Joseph Smith, - Signature Books, 1997, 788 páginas, ISBN, 1-56085-085-X

Lo que haremos  ahora es solicitarles a las damas que me acompañan que tengan la amabilidad  de ponerse de pie a fin de que las puedan conocer mejor, al finalizar esta exposición tendremos mucho gusto en responderles todas las preguntas que sientan la necesidad de realizarles.





Comenzaremos entonces a citar algunas experiencias en la vida de estas mujeres, respaldando nuestros dichos, en la palabra autorizada del Dr. Todd Compton.

La obra cuyo título les mencione anteriormente, es un trabajo minucioso realizado por un hombre que además de ser una autoridad en la materia, que goza de un indiscutido prestigio, es una persona que hace cuestión de señalar de que es un miembro fiel de la iglesia y que no pone en tela de juicio la condición de profeta y revelador de mi esposo.

El Dr. Tood Compton pertenece a una generación de historiadores que han tomado sobre sí la tarea de desentrañar todos los acontecimientos ocurridos en los albores de la restauración de la iglesia, en una forma científica, analizando la profusa documentación recogida de las más diversas fuentes : documentos oficiales, archivos de la iglesia, bibliotecas públicas y privadas, publicaciones, registros familiares, etc.

  1. En esta línea corresponde que mencione : La enciclopedia “Mormon Doctrine” obra del apóstol Bruce R. McConkie, - actualmente puesta en tela de juicio por los teólogos del Sistema Educativo - , la obra de Joseph Fielding Smith en la cual aparecen aportes de destacados teólogos protestantes de la talla de Karl Barth, Emil Brunner   y Reinhold Niebuhr, el valioso aporte de un miembro prominente de la iglesia como Sterling Murray, el cual ocupó un alto cargo político en el gobierno de los Estados Unidos, desempeñándose como Comisionado Nacional para la Educación, bajo la presidencia de Kennedy.

Debo destacar además, el valiosísimo aporte de Hugh Nibley, la revista “ Brigham Young University Studies ” publicaciones como “Dialogue” y “Sunstone”.

Todos han contribuido para que se profundizara en los estudios históricos sobre el origen de la iglesia, especialmente debo destacar la “Mormon History Association” fundada en el año 1965, así como la nueva historiología mormona, escrita por Leonard Arrington,  con el título “New Mormon History”.

Toda esta literatura está al alcance de las personas que puedan comprender el idioma inglés, lamentablemente no se conocen traducciones en otros idiomas, ni se divulgan catálogos informativos fuera del Estado de Utah.

Les menciono todo este caudal literario que ha sido impreso en los últimos cuarenta años, para que puedan cotejar a través de la lectura la veracidad de la información que les he estado brindando, como habrán podido apreciar a lo largo de esta extensa charla, he puesto un especial cuidado en respaldar mis dichos con las respectivas referencias debidamente documentadas.

Les daré ahora un breve resumen del libro de Tood Compton, en el cual podrán conocer algunos pasajes de la vida de mis amigas que hoy me acompañan, ustedes ya las han visto, sólo me resta decirles sus nombres:




Ellas Son:  Almera Johnson, Emily Dow Partridge, Eliza Marie Partridge, Sarah Ann Whitley, y Helen Mar Kimball.

Les recomiendo la lectura de todo el libro, es una obra voluminosa de 788 páginas, donde se aborda con seriedad y total falta de sensacionalismo, un asunto urticante que tiende a polarizar a todos los que intentan informarse sobre lo que realmente ha ocurrido, me refiero a la poligamia practicada por mi esposo.

Soy plenamente conciente de que es un tema que incomoda, que nadie quiere que se ventile, que hay demasiadas personas, en el liderazgo de la iglesia, que entienden que es altamente inconveniente hablar de este asunto, que no conduce a nada constructivo, que solamente los detractores y apostatas se interesarían por algo así, en fin, son muchos los argumentos que se esgrimen, pero, ¿ saben una cosa ? nadie se ocupa de desmentirlo, la poligamia aún está latente en la doctrina de la iglesia, como está latente y se aplica la Orden Unida desde el día 7 de junio de 1831.

Es muy difícil esperar tolerancia y neutralidad cuando uno se enfrenta a los hechos.

La obra de Compton, nos revela:

-          El Profeta Joseph tomó por lo menos a 33 mujeres como esposas

-          Que estos matrimonios se realizaban por esta vida y por la eternidad y se     
consumaban en el lecho nupcial.

            -    Que se realizaban en secreto y con el especial cuidado de que yo, Emma,
      no me enterara.

El autor de la obra ubica el tema de la poligamia dentro del contexto histórico en que se desarrollaba la vida de los hombres y mujeres, en las primeras décadas del siglo XIX, y dedica por lo menos un capítulo a cada de las esposas de Joseph, describiendo su entorno familiar, y las distintas reacciones, que un hecho de esta naturaleza, por lo insólito y sorprendente, provocaba en cada uno de ellos.

Comenzaré relatándoles el caso de Almera Johnson:

Debemos tener en cuenta que la gran mayoría de los miembros de la iglesia, y por supuesto, los que no pertenecían a ella, desconocían totalmente esta práctica, que les repito, se realizaba en absoluto sigilo.

Cuando Joseph, le menciona al hermano de Almera, Benjamín Johnson, que Dios le había ordenado tomar otras esposas, y que una de ellas sería su propia hermana, ocurrió lo que se transcribe en la obra de Compton:




Benjamín expresó su reacción de esta manera:

“ Sus palabras me colmaron de asombro, y por poco me quitan el aliento, me quedé lívido por el impacto que me provocaron sus palabras... me senté por un rato y quedé estupefacto con mi cara entre las manos, estaba casi listo de reventar por la emoción.

En casi una agonía de múltiples sentimientos que me venían a la mente... Le miré directamente a la cara, y dije: Hermano Joseph, esto es algo que nunca pensé que me podría ocurrir y que sinceramente no comprendo, sólo tú sabes si esto es correcto, yo no.

Yo quiero obedecer el mandato del Señor y hacer las cosas tal como tú me lo dices y sabe Dios que lo intentaré, pero una cosa siento que debo decirte con absoluta franqueza, si en cualquier tiempo llego a saber que has hecho esto para deshonrar y seducir a mi hermana, te mataré,  tan seguro como que vive el Señor”
                                                                                              Página 296

Convencido Benjamín de las intenciones de Joseph, decide comunicárselo a su hermana, ambos, Benjamín y Almera, creían firmemente de que Joseph era el Profeta de Dios y que debían ser obedientes al mandato divino, de manera que consienten en realizar el matrimonio.

En el mes de abril de 1843, Elmira Johson, se convirtió en la esposa número 21 de Joseph, el contaba en ese entonces con 38 años de edad y ella estaba para cumplir los 30 años.

Benjamín nos provee algunos detalles inéditos de lo que sucedió posteriormente:

“ Después de la ceremonia el profeta me pidió que llevara a mi hermana a que ocupara el cuarto Nro. 10 en la Casa Mansión de Joseph durante el tiempo que ella permanezca en la ciudad.

A la mañana siguiente, fui por mi hermana y me la lleve conmigo nuevamente.

Pasadas unas tres semanas después del matrimonio, el profeta Joseph nos visitó y estando en mi casa, ocupó el mismo dormitorio y la misma cama con mi hermana.

Recuerdo que el mismo dormitorio y la misma cama, el profeta Joseph lo ocupó el mes pasado con la hija del ya difunto Obispo Partridge como esposa.”
                                                                                              Páginas 297 – 298

Compton hace una aclaración con respecto a la hija del difunto Obispo Partridge, que no se sabe a cuál de sus dos hijas se referia Benjamín, si se trataba de Emily Dow, quién tenía 19 años de edad, o de su hermana, Eliza Marie, de 22 años, pues Joseph, se había casado con ambas los días 4 y 8 de marzo respectivamente.




Agrega Compton en su relato, que inicialmente ninguna de las dos hermanas sabían que Joseph se había casado con ambas, pues ambos matrimonios se habían realizado en absoluto secreto.

La obra de Compton nos conduce a través de las vidas de cada una de estas mujeres, es por medio de su relato, que cada una de ellas cobra protagonismo, que logran escapar del anonimato y de la pérdida de su propia identidad, muchas de ellas condenadas en vida, en el acuerdo de partes que efectuaba Joseph, directamente con sus padres , tal como lo haría un monarca con cualquiera de sus vasallos.

Tal es el caso de Sarah Ann Whitney:

Estos pasajes que les citaré, nos brindarán una clara muestra de la maestría de Compton en el manejo de la información, que les repito una ves más, es una información que está al alcance de cualquiera que se interese por conocer la verdad de los hechos, son parte de nuestra historia aunque pretendamos cubrirlas con un manto, como quién pretende ocultar sus  partes más íntimas, no por simple decoro, cosa que entiendo y comparto, sino por la vergüenza que estos actos aberrantes nos puedan producir.

El autor admite lo difícil que resulta la tarea de presentar un retrato completo y correcto de cada uno de los casos y es por eso que nos dice:

“Como la poligamia inicial fue secreta y no oficialmente documentada, hay muchas inseguridades, incluso intentando realizar una descripción conservadora, de la familia extendida de Joseph.”
                                                                                                          página IX

“ En la primavera de 1842, el Profeta mantuvo una entrevista en privado con su buen amigo Newell . Whitney , uno de sus hombres de confianza a quién él había puesto como Obispo Presidente de la Iglesia, en esa entrevista le mencionó, que el Señor de había dado ciertas instrucciones que debía compartir con el hermano Whitney y su esposa.

Acordaron un encuentro en la casa de los Whitney y entonces allí, el Profeta les presentó lo que llamó “ el nuevo y sempiterno convenio del matrimonio ”.

Les dijo, además, que el propio Señor les enviaba, a través de él, una revelación que les prometía la salvación eterna para ellos si obedecían este nuevo mandamiento.

También les anunció que el Señor le había dado como esposa, en el nuevo y sempiterno convenio, a la hija de ambos, Sarah Ann Whitney.

La revelación decía:







“ De cierto, así dice el Señor a mi siervo N. K. Whitney, la cosa que mi siervo Joseph les ha hecho saber a ti y a tu familia, y de la cual habéis consentido poniéndose de acuerdo, está correcto ante mis ojos y os será por galardón sobre vuestras cabezas, con honor, inmortalidad y vida eterna para tosa tu casa.

La revelación continuó dándoles detalles sobre cómo sería la ceremonia del matrimonio de Joseph con su hija, incluyendo la siguiente proclamación:

Ahora pues, doy a ti Sarah A. Whitney, mi hija, a Joseph Smith, para que seas su esposa bajo el sagrado convenio del matrimonio, para observar todos los derechos y obligaciones, y recibir todas las promesas que están reservadas para los que pertenecen a esa condición.”
                                                                                  Página  348

Sarah Ann, tenía por entonces 17 años.

Nos comenta Compton que aunque el padre de  Sarah estaba de acuerdo y había autorizado el casamiento de su hija, Joseph percibió que el hermano mayor de la joven, Horacio, ha dado claras señales de desaprobación, pasados unos pocos días el hijo mayor de los Whitney, fue enviado a servir una misión en el Este.

Sara Ann, había recibido propuestas de matrimonio de uno de los hermanos Higbee que era muy amigo de Horacio.

Cuando se conoce en el medio que el hijo mayor de los Whitney era sorpresivamente enviado a una misión en el Este, hubo mucha suspicacia sobre la forma de proceder de Joseph, cuando la presencia de los hermanos varones comprometía de alguna manera sus propósitos.

Como un mes más tarde de estos sucesos, Joseph escribió una carta a los Whitney en la cual les pedía que le vinieran a visitar en secreto y que trajeran consigo a su hija.

En la carta se especificaban algunas instrucciones:

“ La única cosa en que hay que tener cuidado es el de saber cuándo viene Emma, pues entonces no puedes estar seguro de que todo saldrá bien, pero cuando no está ella, entonces tendrán perfecta seguridad.

Solamente deben tener cuidado de que nadie les esté observando cuando lleguen, deben extremar los cuidados tanto como les sea posible, yo sé que les puede resultar un esfuerzo heroico, pero en compensación, cuánto mayor nuestra amistad, y cuán mayor la alegría.







Cuando les vea, les diré todos mis planes, pero no puedo darles más detalles en el papel, quemen esta carta tan pronto la lean, mantengan todo trancado dentro de sus pechos, pues en esto depende mi seguridad y aún mi vida.

Pienso que Emma no vendrá esta noche, si no viene ella no fallen en venir.

Les saluda, su obediente, cariñoso, compañero y amigo, Joseph Smith. ”
                                                                                              Páginas 349 – 350

Es posible captar a través de estas líneas escritas, la atmósfera clandestina que rodeaba a la práctica de la poligamia en Navoo.

El trabajo de Compton es honesto y está  situado por encima de cualquier sospecha de parcialidad, no obstante, como les he dicho reiteradamante es un miembro activo de la iglesia en Utah, y un historiador de reconocido prestigioso y autorizada opinión profesional.

En las páginas 497 al 500, de su obra, a modo de opinión personal, el autor nos brinda su impresión sobre este tema, planteándonos lo siguiente;

“ Existe en lo mayoría de los matrimonios polígamos de Joseph, una clara intención de ir creando lazos de tipo dinástico con las familias de los líderes más encumbrados de la iglesia, opino, nos dice Compton, que el Profeta busca establecer una relación profunda y perdurable con los parientes y unirlos a sí mismo, existe algo de evidencia que apunta en ese sentido, aunque parecería ser que los padres de sus esposas no han captado en el mismo sentido que el profeta el verdadero motivo de esa unión.

La evidencia en ese sentido apunta mas bien a que consideraban la unión de Joseph con sus hijas en el sentido “natural” de lo que debería ocurrir en la relación entre un hombre y una mujer.”

Después de analizar exhaustivamente los distintos matrimonios de Joseph, Compton reconoce que:

“ Estos datos sugieren que la atracción sexual por estas mujeres, formó un papel importante en la poligamia de Joseph, sobre todo si se considera la extrema juventud de algunas de ellas, por ejemplo: Sarah Ann Whitely, de 17 años y de Helen Mar Kimball, de 14 años.

De hecho, el mandato de multiplicar y llenar la tierra es uno de los ejes centrales de la teología del matrimonio plural, si bien se realizaban en secreto y en muchos casos no existen registros oficiales, sino que hemos tenido que recurrir a los registros familiares de las personas que ostentan con indisimulada satisfacción su parentesco con el Profeta, estas ceremonias se realizaron el  Templo y fueron selladas por el Santo Espíritu de la Promesa, para obtener honra, inmortalidad y vidas eternas.”
                                                                                                          páginas 11 – 12

 
Creo que es tiempo de dar término a mi exposición de esta noche, los tópicos que se han desarrollado han sido muy fuertes, y no tengo ninguna duda que para muchos de los que hoy están presentes, las expresiones por mí vertidas, les  han generado algunas interrogantes, que, sinceramente, no ha sido mi intención provocar.

La luz de la verdad sólo puede incomodar a quienes tienen su vida envuelta en las brumas y las tinieblas, el amor de Dios es el mejor colirio para nuestra visión espiritual, consultadle en oración y El les brindará el bálsamo que vuestra alma pueda precisar.

No quiero finalizar, sin antes dirigirme, a los millones de mujeres que tienen el privilegio de estar viviendo en los albores de este nuevo milenio, a aquellas que anhelan el ansiado día, en que concurrirán a los Templos, para sellar sus vidas por tiempo y eternidad, con el hombre amado de sus sueños más íntimos, el compañero con el cual criaran los hijos que nuestro Padre que está en los Cielos les envíe.

Amadas hermanas, ¿ saben ustedes que el matrimonio que se realiza en los templos son conformes a lo establecido para el matrimonio plural ?  ¿ que vuestra unión en exclusividad, con ese hombre amado , único compañero eterno que tendréis, es solamente por el tiempo en que  vosotras viváis en la vida terrenal ?

De hecho, y esta es una verdad irrefutable, todo varón casado en el templo, puede volver a hacerlo con otra mujer, una vez que su  compañera actual fallezca, que hay miles de estos casamientos plurales anualmente, que  muchos líderes actuales que han enviudado se han vuelto a casar por tiempo y eternidad con su nueva esposa.

Me pregunto, y les pregunto: Mujeres de Sión, ¿ vosotras sabéis y consistís en esto ?

Ahora, si vuestro sentido común y autoestima, les conduce a creer que esto no es posible que ocurra, que debe haber algún mal entendido, que la hermana Emma exagera en sus apreciaciones, que la doctrina de la iglesia protege a la mujer y que la institución de la familia, tal como la conocéis, es eterna y es parte esencial en el Plan de Dios, les invito a reflexionar sobre los siguientes pasajes de las escrituras:

“ Y reciba mi sierva Emma Smith a todas las que le han sido dadas a mi siervo José y que son virtuosas delante de mí; y las que no son puras, y han dicho que son puras, serán destruidas, dice Dios el Señor.

Porque yo soy el Señor tu Dios, y haz de obedecer mi voz; y le concedo a mi siervo José que sea mayordomo sobre muchas cosas; porque ha sido fiel sobre pocas, y yo lo fortaleceré de aquí en adelante.

Y le mando a mi sierva Emma Smith que permanezca y se una a mí siervo José, y a nadie más.

Pero si no quiere someterse a este mandamiento será destruida, dice el Señor; porque yo soy el Señor tu Dios, y la destruiré sino permanece en mi ley.

Pero si ella se niega a obedecer este mandamiento, entonces mi siervo José hara todas las cosas por ella, así como él ha dicho; y a él lo bendeciré y lo multiplicaré y le daré cien veces más en este mundo, de padres y madres, hermanos y hermanas, casas y terrenos, esposas e hijos, y coronas de vidas eternas en los mundos eternos.

Además, de cierto digo, perdónele mi sierva sus ofensas a mi siervo José; entonces se le perdonarán a ella sus ofensas con las que me ha ofendido; y yo, el Señor tu Dios, la bendeciré y la multiplicaré, y haré que su corazón se regocije.

Y además, no enajene sus bienes mi siervo José, no sea que venga un enemigo y lo destruya, porque Satanás procura destruir; pues soy el Señor tu Dios y él es mi siervo; y he aquí, estoy con él como estuve con Abraham tu padre, aún hasta su exaltación y gloria.

Ahora, tocante a la ley del sacerdocio, hay muchas cosas pertenecientes a ella.

De cierto, si algún hombre fuere llamado por mi Padre, como lo fue Aarón, por mi propia voz y por la voz del que me envió, y yo lo haya investido con las llaves del poder de este sacerdocio, si hiciere algo en mi nombre, conforme a mi ley y por mi palabra, no cometerá pecado y yo lo justificaré.

Por tanto, nadie censure a mi siervo José, pues yo lo justificaré; porque el hará el sacrificio que yo requiera de sus manos por sus transgresiones, dice el Señor tu Dios.

Y además, tocante a la ley del sacerdocio: Si un hombre se casa con una virgen y desea desposarse con otra, y la primera consiente, y él se casa con la segunda, y son vírgenes, y no han dado su palabra a ningún otro, entonces queda justificado; no puede cometer adulterio con lo que le pertenece a él y a nadie más.

Y si le son dadas diez vírgenes por esta ley, no puede cometer adulterio, porque a él le pertenecen y le son dadas; por tanto queda justificado.

Mas si una o cualquiera de las diez vírgenes, después de desposarse, recibe a otro hombre, ella ha cometido adulterio y será destruida; porque le son dadas a él para multiplicar y henchir la tierra, de acuerdo con mi mandamiento, y para cumplir la promesa dada por mi Padre antes de la fundación del mundo, y para su exaltación en los mundos eternos, a fin de que engendren las almas de los hombres; pues en esto se perpetúa la obra de mi Padre, a fin de que él sea glorificado.








Y además, de cierto, de cierto, te digo, si un hombre que tiene las llaves de este poder tiene una esposa, y le enseña la ley de mi sacerdocio en cuánto a estas cosas, entonces ella ha de creer y ministrarle, o será destruida, dice el Señor tu Dios; pues la destruiré; porque magnificaré mi nombre en todos los que reciban y permanezcan en mi ley.

Por tanto, me será lícito, si ella no acepta esta ley, que él reciba cuantas cosas yo, el Señor su Dios, le dé, porque ella no creyó ni le ministró conforme a mi palabra; y entonces ella llega a ser la transgresora; y él queda exento de la ley de Sara, la cual ministró a Abraham según la ley, cuando le mandé a él que tomara a Agar por esposa.”
                                                                       Doctrina y Convenios 132: 52 - 65

Esta es, entonces, la ley del sacerdocio con relación a las mujeres de Sión: Sometimiento, sometimiento y más sometimiento.

Mucho se les ha dicho sobre el Manifiesto que ha dejado sin efecto el casamiento polígamo, ¿ lo habéis leído ?

Permitidme leeros uno de los tres discursos del presidente Wilford Woodruff referentes al Manifiesto publicado en el año 1890:

“ He recibido algunas revelaciones recientemente, y de suma importancia para mí, y os diré lo que el Señor me ha dicho. permítaseme dirigir vuestra atención a lo que se conoce como el Manifiesto...

El Señor me ha dicho que haga una pregunta a los Santos de los Últimos Días, y también me ha dicho que si escuchan lo que yo les diga y contestan, por medio del Espíritu y poder de Dios, a la pregunta que les haga, todos responderán de la misma manera, y todos creerán lo mismo en lo referente a este asunto.

La pregunta es ésta: ¿ Cual es el rumbo más prudente que deben  seguir los Santos de los Últimos Días: continuar intentando llevar a la práctica el matrimonio plural con las leyes de la nación en contra de ella y la oposición de los sesenta millones de personas, y a costa de la confiscación y la pérdida de todos los templos, y la suspensión de todas las ordenanzas que en ellos se efectúan, tanto por los vivos como por los muertos.

Este es el listado de las esposas de José Smith que mantiene la iglesia (hasta donde se han registrado) jusnto a la edad que tenían cuando se casaron con José:
  1. Catherine WALKER -
  2. Sarah SCOTT -
  3. Sarah STILES -
  4. Desdemona Wadsworth – 33
  5. Sarah LAWRENCE – 17
  6. Mary Elizabeth ROLLINS – 24*
  7. Emma HALE – 22
  8. Amanda Melissa BARNES – 43**
  9. Sylvia Porter SESSIONS – 28* **
  10. Zina Diantha HUNTINGTON – 20*
  11. Mary HOUSTON – 28**
  12. Nancy Mariah WINCHESTER – 18**
  13. Helen Mar KIMBALL – 14
  14. Lucy WALKER – 17
  15. Rhoda RICHARDS – 59
  16. Eliza Roxey SNOW – 38
  17. Sarah Ann WHITNEY -17
  18. Martha MCBRIDE – 37
  19. Malissa LOTT – 19
  20. Fanny YOUNG – 56
  21. Prescendia Lathrop HUNTINGTON – 31*
  22. Sophronia Gray FROST -
  23. Melissa SNOW -
  24. Cordelia Calista MORLEY -
* Actualmente casada y su esposo con vida al momento de sellarse a José Smith
** Sellamiento vicario, efectuado luego de la muerte de José Smith
Es interesante notar que luego de la muerte de José Smith muchas de ellas fueron “asignadas a otro” (segundas, terceras nupcias aunque el esposo aún está con vida), interesante porque muestra más afinidad con la ley levítica del matrimonio entre “hermanos” de fe y evidencia un poco más el estilo de vida de los seguidores del principio. Para estudio personal puede seguirse el enlace a Family Search e investigar las nupcias de las esposas de Smith y sus subsiguientes esposos de los cuales se puede notar que continuaban con vida cuando fueron casadas a otro.
Fuente:
Family Search
Las Esposas de José Smith
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